Advierten que está cambiando la estructura ocupacional y salarial en la Argentina

Más allá de un contexto económico recesivo que termina impactando negativamente en la gran mayoría de las dimensiones que componen el mundo del trabajo, la Argentina enfrenta nuevamente el riesgo de consolidar un esquema económico que tenga como característica estructural la precarización laboral y la baja de los salarios y los ingresos.

Más allá de un contexto económico recesivo que termina impactando negativamente en la gran mayoría de las dimensiones que componen el mundo del trabajo, la Argentina enfrenta nuevamente el riesgo de consolidar un esquema económico que tenga como característica estructural la precarización laboral y la baja de los salarios y los ingresos. Así lo expone un informe de la Universidad de San Martín que indica que acuerdo a datos oficiales y privados, desde el cuarto trimestre de 2016, la actividad económica muestra señales de una modesta recuperación. El Producto Interno Bruto (PIB), medido por el INDEC, muestra un crecimiento del 0,5% en relación al tercer trimestre (en la serie sin estacionalidad). Por su parte, el Índice General de Actividad (IGA OJF), elaborado por la consultora Orlando Ferreres y Asociados, refleja un crecimiento mensual del nivel de actividad, prácticamente, ininterrumpido desde octubre de 2016 hasta marzo de 2017(último dato disponible). Sin embargo, a pesar de este cambio de signo en la dinámica económica, la situación del mercado de trabajo durante los últimos meses, correctamente leída e interpretada, ha empeorado marcadamente.

¿Más precarización?

De acuerdo con la información oficial elaborada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el número total de trabajadores registrados (incluyendo en ese universo tanto a los asalariados privados como al resto de las categorías ocupacionales registradas en el sistema de seguridad social), luego de caer entre los meses de diciembre de 2015 y enero de 2016 y permanecer prácticamente estable en los tres meses posteriores, inicia un periodo de leve crecimiento durante 10 meses (hasta el último mes publicado, febrero de 2 017). En ese período, se incorporaron el empleo formal alrededor de 142 mil trabajadores, valor que representa un crecimiento del 1,2% del total de los ocupados formales.
Sin embargo, los mismos datos oficiales muestran que esta expansión no se explica por el trabajo asalariado registrado en empresas privadas, como sería deseable en un proceso virtuoso y sostenible de generación de oportunidades laborales, sino fundamentalmente por el incremento del número de trabajadores que aportan al régimen del monotributo y, en menor medida, por el aumento de los monotributistas sociales y el empleo público.

Más monotributistas y empleados públicos

En efecto, durante el período de crecimiento del trabajo registrado (mayo de 2016 y febrero de 2017), los monotributistas explicaron el 58% de la expansión total de los ocupados formal es. Mientras que los monotributistas sociales y el sector público, en conjunto, explicaron otro 35%. En cambio, el empleo a salariado en empresas privadas sólo representa un 4% d el crecimiento total de l trabajo registrado, resultando así una participación marginal de esta modalidad en la expansión de la ocupación formal.
El incremento del monotributo por sobre el empleo asalariado privado es un dato que podría ser evaluado como preocupante, teniendo en cuenta cierta predisposición de un segmento de las empresas a utilizar este régimen como forma de encubrir una relación laboral de dependencia. Es importante recordar que cuando el monotributo es utilizado como una estrategia para la contratación fraudulenta de trabajadores pasa a constituirse en una modalidad precarizante, dado que determina un estándar laboral mucho más bajo que el establecido en la normativa laboral.
Si bien hasta el momento se cuenta con escasa información disponible que permita identificar las causas que explican la expansión de monotributo, una de las hipótesis plausibles para la explicación del crecimiento observado se debe a la extensión del sistema de asignaciones familiares a los trabajadores que se encuadran en dicho régimen.
Con los valores vigentes en la actualidad, el aporte mensual de la mayoría de los trabajadores inscriptos en el régimen de monotributo (quienes se encuentran entre la categorías A y D) es inferior al monto mensual en concepto de asignación familiar para un hijo (la categoría D). La categoría más alta de las mencionadas, presenta un aporte mensual máximo de 1.158 pesos; mientras que la asignación familiar por hijo para esa categoría, alcanza un valor de $1.246. Esto implica que un trabajador independiente con al menos un hijo tiene, en principio, un incentivo económico a registrarse en el régimen de monotributo ya que, en general, percibe mayores ingresos del sistema, del monto que paga mensualmente para permanecer en él.
Este hecho, desde el punto de vista del sistema de seguridad social es positivo, dado que reflejaría un incremento de la cobertura de las asignaciones familiares a mayor cantidad de niñas y niños. Sin embargo, pone en evidencia que el crecimiento del trabajo registrado durante los últimos meses no obedece a una recuperación de la demanda por parte de las empresas, sino a una política específica de incentivos orientada al trabajo independiente. En este sentido, el empleo asalariado registrado en empresas privadas entre mayo de 2016 y febrero de 2017, tan sólo creció 0,1% (5 mil trabajadores en relación de dependencia).

Salario real

Los aumentos nominales de salarios negociados en paritarias el año pasado no lograron compensar la inflación observada durante ese periodo. Esta circunstancia dio lugar a una reducción considerable de los salarios reales. Hacia adelante, el gobierno pronostica que la caída del poder adquisitivo de los salarios se recuperará como consecuencia del doble efecto de la aplicación de los aumentos salariales acordados en la negociación colectiva y la desaceleración de la tasa de inflación. Se verifica en febrero de 2017, con la mayoría de los convenios de la paritaria 2016 ya contemplados, la pérdida del salario real es del 7,2% con respecto a noviembre de 2015. Esto implica que no se advierte una tendencia clara de recuperación del salario real, sino que se observan señales preocupantes que muestran que esta situación se sostiene en el tiempo.

Mercado de trabajo

Los resultados publicados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH – I NDEC) muestran además un descenso de la tasa de desempleo entre el segundo y el cuarto trimestre de 20 16 (la tasa pasó del 9,3% al 7,6%). Sin embargo, esta reducción en el desempleo se presenta conjuntamente con la irrupción de dos fenómenos que afectan las condiciones el mercado de trabajo: la precarización de las condiciones laborales y la reducción del número de trabajado es que buscan trabajo por la ausencia de oportunidades laborales.
Un dato preocupante del reporte concluye que “en el primer año de la presidencia de Mauricio Macri (el último dato disponible para puestos de trabajo es el cuarto trimestre de 2016), se perdieron 63 mil puestos de trabajo, cerca de 16 mil por trimestre”.

Fuente: El Diario de Madryn