Al súper, ya no van ni de paseo
Pese a que en julio de 2018 ya se había resentido las ventas por la crisis, un año después vuelven a caer por encima del 10 por ciento-
25/09/2019 El PaísPese a que en julio de 2018 ya se había resentido las ventas por la crisis, un año después vuelven a caer por encima del 10 por ciento-
Las ventas en los supermercados registraron una caída del 12,7 por ciento en julio medidas en cantidades, informó el Indec. Se trata de la treceava baja consecutiva desde julio del año pasado. A partir de enero de este año, la merma en las ventas de los súper es de dos dígitos. El desagregado por rubros muestra un desempeño especialmente malo para bebidas, alimentos preparados y rotisería, electrónicos y artículos para el hogar e indumentaria, calzado y textiles para el hogar. En agosto, con la devaluación y la fractura de la cadena de pagos, las ventas de supermercados continuaron en baja y se espera que en lo que resta del año se mantenga la tendencia.
En los primeros siete meses, las ventas de las grandes cadenas de supermercados arrojan una caída (descontando el efecto inflacionario) del 12,8 por ciento. Ese número es resultado de la suba nominal de la facturación del 41,8 por ciento frente a una inflación del período del 54,5 por ciento. El derrape del consumo masivo se explica por el atraso del salario relativo a la inflación. Según la UMET, el poder adquisitivo del salario acumula una caída del 18,4 por ciento desde el comienzo de la administración Cambiemos. Es decir que se redujo en una quinta parte. Pero además, se produjo destrucción de empleo, lo cual reduce la masa salarial disponible para realizar consumos. Según el propio Indec, la tasa de desempleo subió al 10,6 por ciento en el segundo trimestre de este año, el nivel más alto en catorce años. Ese derrotero del salario y del empleo golpea al flujo de negocios de los comercios en general, de lo cual no escapan los supermercados.
En paralelo a la caída de las ventas medidas en cantidades, se produjo un cambio en la modalidad de pago de los clientes. Mientras los pagos en efectivo subieron 32 por ciento, la utilización de la tarjeta de débito avanzó un 47,3 por ciento y la tarjeta de crédito, en un 45,9 por ciento. Operaron en ese sentido las crecientes promociones bancarias y la inflación, que reduce el efecto de compra del efectivo en el bolsillo.
El desagregado por rubros muestra que mientras la suba general de la facturación es del 40,2 por ciento, el rubro bebidas subió sólo el 29,6 por ciento, mientras que indumentaria, calzado y textiles para el hogar lo hizo en un 26,4 por ciento. Alimentos preparados y rotisería subió 30,9 y electrónicos y artículos para el hogar, un 32,1 por ciento. Un escalón arriba quedó panadería y artículos de limpieza, almacén, lácteos y carnes.
En cuanto al empleo en el sector del supermercadismo, el Indec midió una caída interanual del 4,1 por ciento en el personal ocupado en julio.El salario promedio de la escala cajero, administrativo y repositor es de 41 mil pesos, lo cual implica una suba interanual del 41 por ciento, unos 13 puntos por debajo de la inflación.
El informe oficial muestra que los mayoristas tuvieron incluso peor rendimiento que los supermercados, con una baja de las ventas en cantidades del 15,4 por ciento en julio. En siete meses, los mayoristas acumulan una merma de las ventas del 14,2 por ciento. En estos establecimientos, el uso de tarjeta de crédito subió un 52,9 por ciento.