Autovía de Punilla: “La angustia de perder tu casa, tu forma de vida”
Los vecinos que serán afectados por la traza, transitan la audiencia pública sin que nadie les dé explicaciones. En medio de la incertidumbre, tras el visto bueno de Nación al proyecto, todo parece indicar que la obra “se hace sí o sí”.
07/05/2021 MUNICIPIOSLos vecinos que serán afectados por la traza, transitan la audiencia pública sin que nadie les dé explicaciones. En medio de la incertidumbre, tras el visto bueno de Nación al proyecto, todo parece indicar que la obra “se hace sí o sí”.
EXPROPIACIÓN
Yessica Sabil tiene migraña, por recomendación médica debería estar tranquila, pero desde que se enteró que en todas las versiones del proyecto, su casa en Bialet Massé será afectada por la traza de la Autovía de Punilla, no tiene paz.
“Mi papá es nativo de acá, tiene 67 años, él vivía con mi abuela a tres cuadras de donde hoy es mi casa. Él conoció a mi mamá que es de Córdoba capital y ya hace 46 años que ellos compraron este terreno con escrituras y acá nacimos mis hermanos y yo, y mi hija también. Es una locura que quieran venir a sacarnos”, dice Yessica que todas las semanas, por trabajo, transita la Ruta 38 hacia Córdoba, Carlos Paz o Cosquín y agrega: “Hay otras alternativas para el tema del tránsito, esta obra que quieren hacer es un capricho porque cuando se insiste en algo sabiendo que hay otras alternativas a mejor costo, es porque hay otra motivación”.
Aunque quieran relajarse en los momentos de familia, el tema de la autovía siempre sale en las conversaciones: “Lo tenemos en nuestras cabezas todo el tiempo”, dice. Si suena el teléfono, o llegan mensajes, Yessica siempre piensa que pasó algo, porque a ella, a sus padres y a sus vecinos, “ni el intendente, ni la empresa Caminos de las Sierras, ni el Gobierno provincial, nadie”, les explicó nada de lo que puede suceder con sus hogares.
“Es estresante, y todavía no comenzó porque la parte fuerte vendrá después cuando empiecen a largar las máquinas”, explica.
En ese marco, su vecino Franco Leo, que vive atrás de la plaza La Aguadita, en Bialet Massé, a metros de la vertiente de donde sacan agua todos los vecinos, habló esta semana en la audiencia pública y como muchos vecinos, contó sobre los problemas cotidianos que atraviesa el valle: el tema del transporte, los incendios, el lago San Roque que se está pudriendo cada vez más, las inundaciones por los desmontes. Y al final de su exposición invitó al gobernador Juan Schiaretti a La Aguadita. “Me gustaría que venga para que vea lo que quieren romper y sacar”, explica y puntualiza: “Bialet Massé no tiene agua potable, nosotros sacamos agua de la vertiente para tomar justo por donde va a pasar la autovía, por eso tiene que venir acá a ver lo que van a destruir”.
Utilidad pública
En diciembre pasado, el viernes 18 a última hora entró a la Legislatura de Córdoba el proyecto de ley para lograr la declaración de utilidad pública inmuebles para la ejecución de la obra “Ruta alternativa a Ruta Nacional Nº 38”, solo cinco días después, antes de la Navidad, en la 32ª sesión virtual del pleno, tuvo aprobación. Y en concordancia con lo establecido en la Ley Nº 6394, quedó preparado el terreno para las expropiaciones.
Con esa previa, recién en abril se dio inicio a la audiencia pública, que este viernes, cierra su cuarta semana de exposiciones. Hasta el momento, más del 85% de los expositores, se pronunció en contra de la obra impulsada por la Provincia que será financiada con un préstamo de la Confederación Andina de Fomento (CAF). Para darle el impulso final, la Nación, mediante un DNU, aprobó este martes los modelos contractuales para el acuerdo del préstamo. Con este visto bueno, la Provincia tomará USD75 millones de deuda para darle curso a la construcción de la ruta. “Va a ser autovía más cara del mundo”, denunciaron los vecinos.
“Es una afrenta al pueblo de Punilla, nos están queriendo poner una autovía a los empujones. Esto muestra por qué están tan tranquilos los funcionarios cuando hablan. Nosotros nos preguntábamos qué se traían bajo el poncho y bueno, acá está. Lamentablemente el Presidente refrendó con su firma este proyecto de Schiaretti, que ya muchos han denunciado como ilegal”, dice a este medio el abogado René Amsler y cierra: “Esto es como un cachetazo a la gente”.
“Nadie pensó en el desarraigo”
Noelia Beltritti tiene 31 años, tiene dos hijos, de siete y tres años, cuenta que la noticia los impactó muy mal, “horrible”. “Nosotros trabajamos con el turismo, necesitamos un lugar sobre la ruta para poder vender nuestros productos”, dice desde la comuna de San Roque, donde hace ocho años vive con su familia en una casa que aún está en construcción.
Su marido es alfarero, y en el terreno, adelante está la casa, atrás la fábrica de los productos y más atrás, pegado al lago, tienen el horno donde queman las piezas, que luego Noelia pinta y venden en el negocio que tienen sobre la ruta.
En la zona donde vive, hay un total de cinco familias, que entrarían en la expropiación. Noelia nunca fue informada oficialmente sobre nada, por sus propios medios se comunicó con la empresa Caminos de las Sierras, que solo le informó sobre la audiencia pública pero se quedó con las preguntas escritas porque nadie las registró ni le dieron respuestas.
Un poco más al norte, en La Juntura de Ríos en Cosquín, Emma Ballarino, junto con sus 11 primos está al frente de un campo familiar. “Hicieron el trazado de una ruta con un dron, pero ni siquiera hicieron trabajo en terreno, acercarse, preguntar. Acá hay pequeños productores, hay gente que vive de la venta de cabras desde hace 100 años y es su trabajo y su ingreso económico, como en su momento fue el de mis abuelos”, dice.
La familia de Emma está asentada en ese lugar desde 1830, es la familia Bustos, y los que ahora participan en las asambleas de vecinos contra la Autovía de Punilla, es la quinta generación. “Como al resto, a nosotros tampoco nadie nos avisó. Por los vecinos, empezamos a enterarnos de cuando salió la ley de expropiación el año pasado y al revisar el proyecto, vimos que nuestro campo quedará partido en dos”, cuenta.
El terreno de la familia de Emma queda en un sector donde hay restos arqueológicos de pueblos originarios, el área tiene bosque nativo que vienen protegiendo desde hace tiempo, y por lo tanto, no es un campo productivo como los del sur, “sino un campo de las sierras”, tal como muestra el estudio de impacto ambiental presentado por los impulsores del proyecto.
Emma cuenta que nadie les dice cómo se va a remediar en caso de accionarse la traza, qué van a hacer, si les pasa la topadora a las familias de la zona, dónde van a ir a vivir. “No se dieron por enterados que vive gente en estos campos, que tienen una casa. A la familia Britos, por ejemplo, la traza, le pasa por encima de la casa. A otra familia le queda la chacra donde están los animales, de un lado y la casa del otro. Cómo pretenden que los animales crucen, ¿van a hacer un puente paso ganado?, es ridículo”.
“Esto genera angustia de perder tu casa, tu forma de vida. Nadie pensó en el desarraigo, en las consecuencias en la salud que produce semejante incertidumbre hasta hoy. Nadie pensó en eso”, completa.