Ayuda social en Río Cuarto: arrancaron en pandemia y ya les dan de comer a 150 familias

El comedor Deolinda, ubicado en el barrio Avenida Argentina, entrega viandas para la cena los martes y jueves. Tras un proyecto de la Universidad, el lugar pudo acceder a un termotanque para tener agua caliente

El comedor Deolinda, ubicado en el barrio Avenida Argentina, entrega viandas para la cena los martes y jueves. Tras un proyecto de la Universidad, el lugar pudo acceder a un termotanque para tener agua caliente

El comedor Deolinda nació en plena pandemia, frente a las necesidades de los vecinos del barrio que en buena medida son trabajadores que hacen changas con sus carros.

Deolinda Cuello tomó los recaudos necesarios, en medio de la ola de Covid, y comenzó a cocinar para quienes lo necesitaban.

“Como no se podía salir a trabajar, acompañamos a mi suegra en esta iniciativa y les brindábamos la cena a quienes se llegaban al comedor”, dijo Mariano “Nano” Robledo, quien es uno de los familiares que ayudan en el comedor y comentó que quienes asisten al lugar son familias muy numerosas, con más de cuatro o cinco hijos.

“Cuando empezamos solo asistíamos a doce familias, ahora son más de 150 familias. Es un número muy grande de personas que concurren a buscar su cena dos veces por semana”, comentó Robledo.

El establecimiento ubicado en la calle San Luis esquina Cochancharava cuenta con la ayuda de la Municipalidad, con el aporte de 32 kilos de carne aproximadamente y también recibe donaciones de riocuartenses y colaboración de integrantes de la familia de Deolinda, ya que el comedor se mantiene activo por el accionar de ellos.

“Hacemos viandas en el comedor, que también es el domicilio particular de mi suegra, y cada persona que viene a buscar su cena trae su recipiente y nosotros le damos la comida. Este proyecto nació como una olla comunitaria”, remarcó Robledo y destacó la solidaridad de su suegra: “Ella siempre tuvo merenderos, buscando la manera de ayudar a los chicos del barrio. Después se enfermó, entonces decidimos con mi señora, el hijo de Deolinda y otros familiares ayudarla con este proyecto”.

El ayudante recordó los primeros pasos en la pandemia: “Las primeras tres semanas se les daba el almuerzo y la cena todos los días a las personas, después ya eran muchas las familias, entonces decidimos realizar la cena dos veces por semana para ellos”.

“Los días que damos la cena son los martes y jueves”, explicó Robledo y agregó que en cada oportunidad que pueden tratan de aportar un granito de arena: “Deolinda siempre está haciendo campañas durante todo el año para poder satisfacer las necesidades del barrio, ahora está con los útiles escolares para que a ningún chico del barrio le falte sus materiales para la vuelta a clases”. Además comentó que siempre hacen feria de ropa o actividades como té tómbola para recaudar dinero y solventar la mercadería para las familias.

“Deolinda siempre ayudó muchísimo al barrio. Desde joven tenía merenderos para cuidar a los chicos. Tiene 52 años y ella sigue trabajando día a día”.

El yerno de Deolinda remarcó que, a pesar de que ella padece diabetes, “si tiene un mal día o está bajón sigue apostando a ayudar a la gente y poniéndole ganas. Es admirable”, destacó sobre la creadora del comedor.

Robledo apuntó a quienes estén interesados en aportar mercadería o llevar donaciones al establecimiento pueden comunicarse al teléfono 3584816840, también en la red social Facebook como: Comedor Deolinda o presencialmente en la dirección de San Luis esquina Cochancharava al 323.

Un termotanque gracias a los estudiantes de Ingeniería

El comedor también es el domicilio particular de Deolinda. Ella nunca tuvo agua caliente.

“En el barrio los servicios son los básicos, por eso estamos tan agradecidos con los chicos porque nos facilita mucho más cada actividad que hacemos y hasta la limpieza del lugar”, comentó su yerno.

“Nano” contó que él conocía a uno de los jovénes y le hablaron acerca del proyecto que le brindaba la Universidad Nacional de Río Cuarto: “Aprovechamos esta opoturnidad porque realmente la necesitábamos. Los chicos en cuatro, cinco jornadas terminaron el trabajo. Fue rápido, así que estábamos chochos en el comedor”.

En diálogo con Puntal, uno de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería, Felipe Otero, dio detalles acerca del proyecto: “Surge como iniciativa de cinco, seis estudiantes que veníamos participando en algunos centros comunitarios dando apoyo escolar, aunque queríamos hacer algo más vinculado a nuestra disciplina y conseguimos el financiamiento a través de un proyecto de voluntariado de la Secretaría de Políticas Universitarias”.

El estudiante remarcó que uno de los profesores se sumó y dirigió la instalación del termotanque. En el proceso se sumaron alumnos de los primeros años de la carrera.

“Llegamos a ser en cada jornada más de veinte jóvenes para la realización e instalación del termotanque. Todos los sábados íbamos con el profesor hasta que se pudo concluir el proyecto”, acentuó Otero.

El estudiante remarcó que no es la primera vez que realizan este tipo de trabajos solidarios: “Previamente habíamos hecho otro termotanque en otro comedor pero éramos menos jóvenes y fue solventado por la Agencia Córdoba Joven” y sumó: “ En la carrera, hay materias que te hacen salir un poco y hacer prácticas sociocomunitarias. Es muy interesante y enriquecedor para nosotros como futuros profesionales”.

Cabe resaltar que el termotanque es solar, es decir, una parte es el tanque de almacenamiento del agua y del otro lado, es el colector solar. Además este termotanque fue realizado en gran parte con materiales reciclables como latas o elementos de tetra recart.

Fuente: Puntal