Bariloche: Mi Bus enfrenta una crisis financiera por falta de subsidios y una deuda retroactiva amenaza su servicio
El transporte urbano de Bariloche se encuentra al borde del colapso financiero. Juan Pablo Follonier, gerente de Mi Bus, la empresa que presta el servicio, reveló a Radio Seis que la compañía no puede cumplir mensualmente con sus obligaciones salariales
13/11/2024 ECONOMÍAEconomíaEl gerente de Mi Bus, Juan Pablo Follonier, explicó en diálogo con Radio Seis la grave situación económica que atraviesa la empresa de transporte urbano de pasajeros. Los subsidios no alcanzan y la deuda retroactiva los pone al límite, mientras las medidas de fuerza se hacen inevitables.
El transporte urbano de Bariloche se encuentra al borde del colapso financiero. Juan Pablo Follonier, gerente de Mi Bus, la empresa que presta el servicio, reveló a Radio Seis que la compañía no puede cumplir mensualmente con sus obligaciones salariales debido a que los subsidios recibidos resultan insuficientes.
La situación, explicó Follonier, comenzó a deteriorarse desde marzo, cuando la empresa solicitó formalmente un ajuste tarifario para enfrentar el incremento de costos. En esa oportunidad, el Ejecutivo aprobó un esquema de actualizaciones bimestrales basado en una fórmula específica, en un intento por paliar la crisis. «Estábamos atravesando una etapa de transición desde un sistema tradicional de subsidios», recordó Follonier.
El gerente destacó la intervención del gobierno con el denominado «subsidio a la demanda», un mecanismo que compensa la diferencia entre la tarifa técnica del servicio y la tarifa pagada por los usuarios, conocido localmente como «descuento residente». Si bien esta medida buscó anticiparse al conflicto, no fue suficiente para contener los desequilibrios financieros que sufre la empresa.
En junio, un nuevo acuerdo tarifario complicó aún más el panorama. «Se firmó un incremento salarial que abarca retroactivamente desde enero, lo que resulta insostenible para el sistema», enfatizó Follonier. Este incremento de los costos operativos, sumado a la falta de actualizaciones tarifarias adecuadas, llevó al límite la capacidad de Mi Bus de cumplir con sus trabajadores.
El problema se agravó con la llegada de septiembre. «Un amparo dejó en pausa el último aumento tarifario, que debía implementarse desde el primer día del mes», explicó el gerente, lo que generó una nueva erogación para sostener el descuento al residente. Este retraso en las transferencias de fondos desembocó en «un inconveniente administrativo que duró un par de horas, pero que bastó para que los trabajadores, con justa razón, iniciaran una medida de fuerza». La huelga, breve pero contundente, evidenció el delicado equilibrio financiero en el que se mueve el transporte urbano.
La deuda acumulada y la falta de actualización de tarifas desde enero configuran, según Follonier, un panorama crítico para la empresa. «Estamos en un cambio de sistema, donde pasamos de depender casi totalmente de los subsidios a basarnos en la tarifa», puntualizó. Con este escenario, el gerente dejó entrever que el camino por recorrer será arduo y requerirá soluciones más profundas para garantizar el servicio y los derechos laborales.