Claudio Moroni: «Logramos minimizar los daños en el empleo»

El ministro de Trabajo defendió el paquete de medidas para sostener la ocupación y señaló que se irá modificando en función de la pandemia. El teletrabajo y lo sectores más castigados, en entrevista con PáginaI12. 

El ministro de Trabajo defendió el paquete de medidas para sostener la ocupación y señaló que se irá modificando en función de la pandemia. El teletrabajo y lo sectores más castigados, en entrevista con PáginaI12.

El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, indicó que el paquete de medidas dirigidas al mercado laboral, incluida la prohibición de despidos, el ATP y las suspensiones con pago del 75 por ciento continuará en la medida que la pandemia no afloje y sea necesaria la ayuda a sectores de la economía que están complicados. En diálogo con PáginaI12, Moroni consideró que el impacto laboral de la pandemia es minimizado por las medidas de protección que aplicó el Estado y admitió que los sectores de gastronomía, turismo y espectáculos tendrán un tratamiento diferencial.

Entre febrero y junio, el empleo registrado acumula una caída de más de 400 mil puestos. En el caso de los asalariados formales, la caída es de unos 180 mil puestos de trabajo, mientras que en la comparación anual, la merma es de 294 mil puestos, un 4,8 por ciento del total. En el último año, la caída del poder adquisitivo del salario acumula un 8,8 por ciento. Estos datos, muy negativos para el mercado laboral, están asociados al impacto de la pandemia, que afectó muchísimo al mundo del trabajo en todas las latitudes, pero además se montan sobre un escenario de franco retroceso de los últimos años.

– ¿Qué evaluación hace de la situación del mercado laboral?

– Estamos atravesando la crisis económica más grande de la que tengamos registro. En este contexto, la situación laboral es mejor de los que esperábamos. Calculamos una pérdida de empleo registrado del 2,5 por ciento, lo cual en términos relativos es menor que la caída que se observa en países como Canadá, Estados Unidos, Chile o Brasil. Por supuesto que perder empleo es siempre algo negativo, pero hemos minimizado el daño.

– En el caso argentino, el empleo formal es sólo una parte del mercado laboral. ¿Qué está pasando en el amplio universo de la informalidad?

– Estimamos que la caída del empleo informal es parecida a la que se registra en el empleo formal. Los datos muestran una baja de los monotributistas, pero hay que ver qué pasa más adelante, si es un atraso en el pago o algo más definitivo. Cabe recordar que venimos de años de pérdida de empleo, de hecho, en 2019 la caída fue mayor que durante la pandemia.

– ¿Cómo vienen los datos preliminares de empleo de julio?

– En julio empieza a haber más contratación de personal. Esto es parejo con la mayor actividad industrial y en la obra pública. Hay un escenario cautamente optimista. Hay un porcentaje importante del territorio nacional que está abierto para producir, aunque el motor económico es el AMBA y allí la situación es más difícil.

– ¿Se va a extender la prohibición de despido hasta fin de año, similar a lo que se decidió con la doble indemnización?

– La prohibición de despidos junto con la doble indemnización son pilares fundamentales de la protección de los contratos de trabajo y son parte de un paquete que también incluye la prohibición para suspender personal sin pago y la ayuda del ATP. Es difícil saber cuánto van a continuar en el tiempo esos instrumentos. En Europa van y vienen, hay que ver cómo evoluciona la pandemia. El paquete de protección vamos a mantenerlo en tanto siga demostrando su eficacia. En el caso del ATP se sostiene con variantes, ahora se pasa en algunos casos del subsidio directo al crédito blando y se incrementa el universo de empresas que pueden acceder a esos créditos. La doble indemnización se prolongó, en el caso de la prohibición de despidos lo estamos viendo.

– Hay sectores que están muy golpeados y que advierten que una vez que las restricciones aflojen y tengan que volver a operar se puede dar una caída masiva de empresas y de despidos.

– Hay rubros críticos como gastronomía, turismo, hotelería y espectáculos que están especialmente golpeados y que van a tardar en reponerse. Ahí vamos a tener un tratamiento distinto del resto, una atención especial de parte del Estado. En estos casos, ya está previsto que la asistencia siga hasta diciembre y se seguirá viendo en función de cómo están.

– ¿Cuántos trabajadores siguen suspendidos y cobrando el 75 por ciento del salario y cómo está evolucionando ese segmento?

– Estamos en unos 740 mil trabajadores con suspensiones al 75 por ciento, alrededor del 11 por ciento del total de los registrados del sector privado. Es un número que no está creciendo y difícilmente se mueva mucho, involucra a sectores como gastronomía, hotelería y espectáculos.

– Más allá de esta coyuntura, un problema central del mercado laboral es el alto nivel de informalidad. ¿Qué acciones despliega el gobierno alrededor de este tema?

– Es un tema que engloba varias realidades distintas. Por un lado, hay un porcentaje de trabajadores que simplemente no están registrados por parte de sus empleadores. Pero también hay monotributistas más o menos formales, trabajadores independientes, trabajo familiar rural y pequeñas agrupaciones de trabajadores donde no está claro quién es el empleador. Entonces por un lado tenemos que fortalecer la fiscalización en un sector de trabajadores que simplemente no está registrado. Eso es lo que estamos haciendo junto con las provincias en el plan de fiscalización, que es parte del Consejo Federal porque la fiscalización es competencia de cada jurisdicción. Para las otras situaciones de informalidad, estamos discutiendo con la AFIP si el régimen actual de normas no termina siendo una barrera al acceso de la formalidad. El régimen impositivo es algo a evaluar.

– ¿Cómo analiza la afirmación que dice que el problema de la creación de empleo formal es el costo del despido?

– Hay un dato empírico que dice que cuando la economía argentina crece, el empleo crece. Esto no es algo ideológico, sino una cuestión de eficacia. No hay nada que demuestre que la disminución de derechos alienta la generación de empleo. Lo que tenemos que trabajar es en la mejora de la productividad, una palabra que muchas veces se usa como sinónimo de intensificación de trabajo pero que no es eso, sino la mejora de las condiciones de trabajo y la capacitación. Creo que la mejora de la productividad sí es un tema a discutir, no la baja de las indemnizaciones. El problema central para el empleo es la recesión económica, no la indemnización.

– ¿Le parece que algunas críticas a la Ley de Teletrabajo son atendibles?

– Yo defiendo mucho a la Ley de Teletrabajo. Es un proyecto conjunto de todos los bloques de Diputados y es bueno porque fija principios indiscutibles. La reversibilidad es un principio razonable, siempre que se actúe de buena fe. El convenio colectivo puede acoplar ese principio a cada realidad sectorial. Lo mismo con los gastos, ¿quién puede negar que si una empresa manda a alguien a trabajar a la casa no debería haber cierta compensación por los mayores gastos en los que el trabajador incurre? O con las tareas de cuidado. Son principios generales que después cada sector adapta a través de la negociación colectiva.

Fuente: Página 12