Coronavirus y Estado: la revalorización de lo público analizada por intelectuales
Alejandro Grimson, Paula Canelo y Luciano Nosetto explican cómo la crisis puso en evidencia la necesidad de que haya un Estado fuerte frente a un mercado que no hubiese dado respuestas justas a la pandemia.
06/04/2020 El PaísAlejandro Grimson, Paula Canelo y Luciano Nosetto explican cómo la crisis puso en evidencia la necesidad de que haya un Estado fuerte frente a un mercado que no hubiese dado respuestas justas a la pandemia. Los desafíos de Alberto Fernández a futuro.
En diálogo con PáginaI12, los académicos Alejandro Grimson, Paula Canelo y Luciano Nosetto reflexionaron sobre el rol que está teniendo el estado en estos días y los desafíos a futuro que traerá la crisis en el país.
“El mundo va a revisar lo que significa el Estado”, dijo el presidente Alberto Fernández en referencia a lo que provocará la pandemia de coronavirus y la reconfiguración del escenario internacional a partir de esta emergencia sanitaria. En diálogo con PáginaI12, los académicos Alejandro Grimson, Paula Canelo y Luciano Nosetto reflexionaron sobre el rol que está teniendo el estado en estos días y los desafíos a futuro que traerá la crisis en el país. El gobierno de Fernández se mostró alerta, desde el comienzo de la expansión del virus, suspendiendo las clases, cerrando las fronteras, luego decretando la cuarentena obligatoria y, más tarde, anunciando distintas medidas con el objetivo de amortiguar el impacto económico y social, sobre todo en los sectores más vulnerables, y en las pequeñas y medianas empresas. El sorpresivo cambio en el escenario político nacional y mundial, según los especialistas, más allá de la crisis, representará “una gran oportunidad para la construcción de una nueva estatalidad”.
Para los distintos académicos, la pandemia dejó en evidencia que los estados –lejos de las teorías que pronosticaban el fin de su centralidad frente al avance del mercado -están más vigentes que nunca como reguladores de la vida social. Luciano Nosetto, politólogo y doctor en Ciencias Sociales de la UBA, aseguró en diálogo con Página/12 que “lo que demuestra esta crisis global es que el estado sigue siendo un gran asiento del poder y, en esta línea, es un actor con gran capacidad de intervención eficaz para, por ejemplo ahora, contener la pandemia”. Según el especialista, “hay una tradición ligada al liberalismo que piensa a lo público como aquello que amenaza las libertades del individuo y me parece que el modo en el que el gobierno se movió con la contención de la pandemia puede llevarnos a pensar en una noción de lo público vinculada con un concepto de cuidado común”. En ese sentido, el politólogo agregó que “el modo en el que se está dando la intervención estatal puede demostrar que lo público no es enemigo de lo individual sino que, más bien, es una de las garantías de los derechos, libertades y salud de los individuos”.
El doctor en ciencias sociales subrayó, además, que “en esta crisis se puede ver que hay una coexistencia de tecnologías de poder de diferentes épocas: por un lado está el estado cerrando fronteras, que es algo propio de la primera modernidad, del control del territorio; por otro lado, está toda la disposición disciplinaria relacionada con la cuarentena y, a su vez, también hay mecanismos de control biopolítico». Nosetto precisó que «frente a esta situación están todas las tecnologías de poder puestas en juego y es muy interesante observar la eficacia de cada una de ellas, pero fundamentalmente me parece que esto deja en evidencia que el estado como tecnología de poder no está nada obsoleto”.
Alejandro Grimson, Doctor en Antropología y asesor presidencial, opinó que, viendo desde adentro lo que está haciendo el presidente y los miembros del gabinete, considera que “se está llevando a cabo un proceso de reconstrucción del estado y específicamente de los dispositivos más urgentes para la salud pública que implican una carrera contra el tiempo y es un esfuerzo muy grande porque, justamente, como dijo el Presidente en la reunión por el G20, está claro que frente a una pandemia de este tipo y frente a las crisis sanitarias y económicas, el mercado nunca resuelve, o por lo menos no lo hace de manera justa”.
En esa línea, en un relevamiento nacional de la consultora Analogías , el 82 por ciento de las personas que fueron consultadas estuvieron de acuerdo con que el Estado debía tomar el control de la producción y la distribución de los bienes esenciales si los empresarios especulaban con los precios.
En planos generales, el Gobierno argentino tiene dos frentes que atender: la cuestión sanitaria y la económica. En relación con la primera, se dictaron medidas de aislamiento obligatorio y se amplió la inversión en salud, con el anuncio de la construcción de ocho hospitales modulares de emergencia, un nuevo hospital en La Matanza y más de 40 obras en todo el país para ampliar la oferta sanitaria. A esto se sumó un aumento para los trabajadores de salud de 30 mil pesos.
Con respecto a la cuestión económica, el Ejecutivo puso en marcha un conjunto de medidas para favorecer a los sectores más golpeados por la cuarentena: un bono para jubilados y beneficiarios de la AUH; un pago de 10 mil pesos para trabajadores de la economía informal y monotributistas de las dos categorías más bajas, que además no pagarán la cuota mensual de abril; el congelamiento de los precios de los alquileres y las cuotas de los créditos hipotecarios. Prohibió, además, los cortes de servicios esenciales para aquellos que no puedan pagarlos y profundizó líneas de créditos para Pymes en el marco del programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, que tiene el objetivo de responder a las necesidades del amplio universo de empresas que habían quedado sin posibilidades de recibir ingresos. Alberto Fernández también dispuso, a través de un DNU, la prohibición por 60 días de «los despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor».
Fernández remarcó que el Gobierno va a «atender a todos, no va a dejar a nadie afuera» de la cobertura en la emergencia, ya que, para el jefe de Estado, «un sistema tan desigual es muy débil e inseguro». Grimson destacó, en esa línea, que “está claro que se necesita un estado con capacidades, dentro de los marcos de la democracia, de garantizar los derechos sociales, sanitarios y civiles de toda la población”, y que frente a esta situación no quedan dudas de que «la desigualdad y la pobreza son problemas que están relacionados entre sí, tienen que ver con la retirada del estado y son perjudiciales para cualquier emergencia sanitaria de este tipo”.
Las dificultades y los desafíos del gobierno argentino
Otro de los ejes que fueron planteados durante la conversación con los académicos, estuvo centrado en las dificultades que el estado está experimentando por estos días al intentar llegar a los sectores más vulnerables de la sociedad. En ese sentido, Paula Canelo, socióloga y Doctora en Ciencias Sociales de FLACSO, opinó que “las situaciones de excepción, como la que estamos viviendo, muestran las reglas básicas de funcionamiento de la sociedad». La especialista dividió en tres las etapas del gobierno para implementar las diferentes políticas públicas dedicadas a frentar el avance del covid 19 en nuestro territorio: «primero reglamentó la situación de los trabajadores estatales, que es lo que tiene más formalizado; luego logró, más allá de algunas dificultades, regular el funcionamiento de los privados y ahora está en la etapa más compleja, que consiste en tratar de llegar al sector más frágil de la economía informal, los monotributistas de las categorías más bajas, los desempleados y los pobres». En ese sentido, Canelo apuntó que “estamos viendo que al estado, que es la máxima regla, le cuesta regular la precariedad y llegar a las zonas vulnerables de nuestra sociedad”.
Grimson explicó que las políticas destinadas a los sectores más postergados no surgieron por la crisis sanitaria. “Antes de esta pandemia ya había medidas que se habían tomado respecto a, por ejemplo, la AUH y a una serie de cuestiones para la protección de los sectores más vulnerables», apuntó, y agregó que en esta ocasión, considera que «a medida que se fue detectando lo que estaba pasando con el coronavirus se tomaron más medidas que van en línea con políticas heterodoxas que están tomando la mayoría de los países. Esto da por terminada una discusión que venía de muchas décadas, en donde parecía que la variable principal para medir cualquier cosa era el déficit fiscal”.
Para Canelo, el gobierno de Alberto Fernández está avanzando con las medidas que resultan propias de la emergencia y marcando prioridades. “Hoy estamos actuando sobre la incertidumbre y, en ese sentido, las medidas que está construyendo el Estado argentino todavía son de emergencia”. La socióloga consideró que, como producto de esta situación, “va a haber modificaciones, pero lo más importante es que el estado aproveche, dentro de sus márgenes de acción, esta crisis -donde hay un paréntesis en el funcionamiento de la sociedad- para crear nuevas reglas que apunten a llegar con mayor facilidad a aquellos sectores más vulnerables de la sociedad”.
«La nueva estatalidad»
Para Nosetto el desafío que tiene el gobierno de Fernández «es muy complicado e inevitable». «Néstor Kirchner había pensado un gobierno vinculado con los movimientos sociales y es correcto, porque un estado a espalda de los movimientos de la sociedad civil es insostenible. Pero, por otro lado, un estado peleado abiertamente con las corporaciones económicas también es un problema», explicó. El politólogo indicó que «tiene que haber maneras de cooperación y de integración relativamente orgánicas también de los poderes económicos en el gobierno del estado porque esos poderes tienen una capacidad de desestabilización enorme y más en un momento como éste». Esto quedó en evidencia con los despidos que anunció la empresa Techint, de Paolo Rocca, a unos mil quinientos trabajadores, que fue lo que motivó al ejecutivo la presentación del DNU que impide los despidos por 60 días el primero de abril. El gran desafío planteado por Nosetto, es que el estado se vincule tanto con los movimientos de la sociedad civil, como con los poderes corporativos. Esta perspectiva, según él, «es complicada y no necesariamente tiene que gustarnos, pero creo que el presidente sabe que este es el desafío».
Canelo, por su parte, planteó que luego de la crisis habrá “una gran oportunidad para la construcción de una nueva estatalidad”. Sin embargo, según la socióloga, “hay que ver qué tipo de estado se construye”. En ese sentido, esbozó que “puede ser un estado fuerte en temas de seguridad o inclusión, o un estado que favorezca a los privilegiados en la economía”. Opinó que “la nueva estatalidad” debería «estar basada en reglas que promuevan comportamientos solidarios por sobre comportamientos individualistas». “Necesitamos una nueva estatalidad que regule o promueva comportamientos de cooperación entre los distintos sectores y, al mismo tiempo, un estado que garantice que la regla se aplique igual para todos”, afirmó.
En esa línea, Grimson sostuvo que “mientras se van resolviendo los problemas del día a día, hay que ir aprendiendo las lecciones para la reconstrucción del sistema de salud pública y del país que se pretende para el futuro”. El antropólogo argumentó que “la forma en que se resuelvan los problemas de hoy no está desvinculada de cuáles son las elecciones y los principios de la sociedad que queremos construir de acá en adelante”. Para el asesor presidencial, “sería importante recuperar la solidaridad –de la cual argentina tiene una larga tradición– con el fin de construir una sociedad más igualitaria”. Para finalizar, agregó que, como sociedad, “necesitamos construir otros horizontes, miradas y significados”.
Informe: Melisa Molina.