Crisis lechera con nuevo culpable
La sensibilidad de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las más activas integrantes de la Mesa de Enlace en el período kirchnerista, quedó ayer otra vez de manifiesto.
08/02/2017 El PaísLa sensibilidad de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las más activas integrantes de la Mesa de Enlace en el período kirchnerista, quedó ayer otra vez de manifiesto. La entidad expresó su “preocupación por la crítica situación que atraviesa la empresa SanCor”, pero a la vez cuestionó y calificó de “irracional” el aumento salarial solicitado por los trabajadores del sector agrupados en Atilra.
“La crisis de la lechería nacional, largamente expuesta por CRA a lo largo de estos últimos años, también muestra su cara más dolorosa en la situación económica y financiera de esta empresa insignia y que termina golpeando directamente en el productor tambero, responsable de venderle diariamente su producción”, señala el comunicado de la entidad, en referencia a la empresa cooperativa de la cuenca Santa Fe-Córdoba. Pero agrega, de inmediato, que “en este contexto de productores fundidos, cierre de tambos, establecimientos totalmente inundados sin fecha de regreso al trabajo, si es que pueden hacerlo, y con una de las principales empresas hundida en una crisis financiera, desde Atilra solicitan un aumento salarial del 49 por ciento más un bono de 3000 pesos para los trabajadores, desconociendo esta realidad y, lo que resulta incomprensible, solicitándolo con la complacencia de la misma empresa”, se alarma la dirigencia de CRA.
Confederaciones es la entidad más representativa de los grandes productores agrarios, ya que a diferencia de Sociedad Rural Argentina –donde se agrupan principalmente los cabañeros de las principales razas–, es en CRA donde se nuclean las sociedades rurales locales conformadas por partido.
La “crisis de la lechería” no tiene que ver con los salarios de los empleados de los tambos. Sí, en cambio, con un precio poco remunerativo en punto de producción y con la violenta diferencia de precios entre lo que cobra el productor y lo que facturan los monopolios de la industria al consumidor. Punto sobre el cual, al menos ayer, CRA no hizo ninguna mención.