El derrumbe: cierran fábricas y venden las máquinas como chatarra para pagar las indemnizaciones
Según el informe de una revista económica, muchos de los que deben bajar la persiana por la crisis ni siquiera logran vender el equipamiento en remates.
Según el informe de una revista económica, muchos de los que deben bajar la persiana por la crisis ni siquiera logran vender el equipamiento en remates.
El derrumbe: cierran fábricas y venden las máquinas como chatarra para pagar las indemnizaciones
Las múltiples caras de la destrucción de la industria provocada por las políticas oficiales suman una nueva faceta que representa de manera certera el momento que se vive: los remates de maquinarias y la venta incluso como chatarra de mucho equipamiento.
De acuerdo a un informe publicado por la revista Fortuna, se duplicaron los remates privados por cierre de empresas. “El 80% de los remates que se hacen son por cese. Antes el 40% eran por este motivo y el resto era para reequiparse”, de acuerdo al testimonio de Adrián Mercado, uno de los referentes en el sector, reflejado en esa nota.
Entre los productos donde hay más remates de máquinas están el textil, calzado, confección, plástico, autopartes y muebles, y en general se venden al 50% de los precios del año pasado. Esto también sucede porque bajó la demanda: “La cantidad de posibles compradores cayó un 60%», puntualizó Mercado.
Pero en algunos casos, como el textil, por ejemplo, la situación es aún peor: las máquinas usadas se venden como chatarra. “Además tienen que pagar para sacarlo de ahí y para llevarlo a las chatarreras”, explicó Mercado.
“Vendí US$ 100 mil como chatarra”, dijo a Fortuna Raúl Hutin, titular de Scalter SRL y secretario de la Cámara de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN). Según se detalla en la nota, la publicación de un aviso cuesta alrededor de $ 10 mil. Y los martilleros, además, tienen una comisión del 10% aproximadamente.
En otro testimonio, se resume el momento de angustia que vive el sector de las pequeñas y medianas empresas industriales: “Recorro tres o cuatro pymes por día que quieren ver cómo hacen para juntar plata para la indemnización”.
