Economía y el empleo crecen, pero también sube la pobreza

Los salarios registrados se incrementaron 64% contra una inflación del 75% al tercer trimestre de 2022. Entre no asalariados el deterioro es peor. El ajuste lo pagan planes, jubilaciones y provincias.

Los salarios registrados se incrementaron 64% contra una inflación del 75% al tercer trimestre de 2022. Entre no asalariados el deterioro es peor. El ajuste lo pagan planes, jubilaciones y provincias.

«Más empleo, pero menos ingresos hacen que la caída de la pobreza sea lenta y, en la medida en que la tasa de inflación se mantenga en el ritmo actual, será difícil que en el corto plazo la pobreza se reduzca en forma significativa». La conclusión de la economista Nuria Susmel (Fiel) es consistente con la pretensión de Sergio Massa de privilegiar la baja de la inflación, aún a costa de políticas expansivas de cara a un año electoral.

El economista Daniel Artana calculó que el gasto público se redujo 6% del PBI, medido a moneda constante hasta noviembre. La mitad de ese esfuerzo fue de prestaciones sociales (léase jubilaciones y planes), a lo que se agregan baja de subsidios (tarifas eléctricas y transporte) más reducción de transferencias discrecionales a provincias. Para la academia de la ortodoxia económica, la administración central está en modo «llegar»; el discurso peronista ofrece su aspiración de «plan crecer», aunque para eso oculta el PBI per cápita.

En este contexto de esfuerzo fiscal, Massa destacó que se crecerá más del 5% del PBI. El argumento en el que más se apoyan los relatos oficialistas tiene por contracara el de los ingresos, que se traducen en la relatividad de la tolerancia social en el año electoral. Al deterioro de los haberes se suman el de los planes (piqueteros en la 9 de Julio) y el de los salarios.

Susmel recordó que el pasado año «el desempleo -7,1%- se ubicó, en promedio, en niveles que no se observaban desde comienzos de la década del 90», en tanto «la tasa de empleo, que mide la proporción de la población que está ocupada, está en el nivel más alto de la historia» (con cambios metodológicos) y que el «44.2% representa, además, un crecimiento de 1,4 puntos respecto al año anterior y es más de 3 puntos más alta que a comienzos de 2016.

«Sin embargo esto no se traduce en una reducción de igual magnitud en la pobreza, lo que refleja la pérdida de poder de compra de los ingresos frente a niveles de inflación que se acercan a los tres dígitos», al menos para el cierre del año y mientras el dato del IPC nacional del jueves no confirme el 4,9% del pasado año.

El equipo económico entiende que la recuperación del poder de compra de los ingresos es bajando la inflación, y que el «plan platita» del kirchnerismo la aumenta. Tal vez allí radica la tolerancia que el Instituto Patria le ofrece al ajuste del ministro de Economía, algo que no concedió a Martín Guzmán cuando planteaba, por ejemplo, suba de tarifas; con más caudal político que técnico, el tigrense ha logrado instalar en el Frente de Todos que un escenario de espiralización sería el peor escenario social y electoral en 2023.

Problema de calidad
La economista de Fiel resalta que «medido en términos de puestos de trabajo, el empleo creció 4.3% en el año, aunque no todos los empleos creados reflejan igual nivel de ‘calidad’: el mayor crecimiento se encuentra entre los asalariados informales -que en el año crecieron un 23%-, mientras que los asalariados privados registrados solo se incrementaron un 1,9%, en tanto que los trabajadores por cuenta propia muestran una caída del 8% entre el tercer trimestre de 2022 y un año atrás».

Caída de ingresos y pobreza
Susmel destaca que «si bien el empleo está creciendo, los niveles de pobreza continúan altos. El segundo trimestre del año -último dato disponible de pobreza- marca que el 38,2% de la población no cubre la canasta básica, mientras que el 8,7% no llega a cubrir las necesidades alimenticias». Son niveles que muestran más deterioro que la pre-pandemia.

«Los altos niveles de pobreza son consecuencia de la caída de los ingresos. De acuerdo con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, en lo que se refiere a la población asalariada registrada, entre el III trimestre 2021 y III trimestre 2022, el ingreso promedio creció 64% versus una inflación por encima del 75%.

«Si la data se compara con la situación pre-pandemia, el ingreso asalariado registrado medio aumentó 230% versus una inflación del 270%, una caída del poder de compra del 15% en ese período. En el caso de los no registrados, la caída es aún mayor, ya que el crecimiento medio fue 61% en el último año y 223% en relación a 2019».

Fuente: El Litoral