El banco que debió atender a 10 millones de pobres

El presidente del Banco Nación recuerda la experiencia de haber tenido que resolver en semanas el pago del IFE, el ATP, la Tarjeta Alimentar a millones de personas.

El presidente del Banco Nación recuerda la experiencia de haber tenido que resolver en semanas el pago del IFE, el ATP, la Tarjeta Alimentar a millones de personas. Hoy celebra los resultados y haber roto el prejuicio de que los pobres no pueden ser clientes de un banco.

El Banco Nación pasó a cumplir un rol estratégico en la lucha contra la pandemia, no sólo en cuanto al financiamiento para los sectores productivos en medio de la crisis sino además como articulador de una serie de políticas que requirieron una distribución masiva de recursos. «Para pagar el IFE, tuvimos que salir a buscar entre cuatro y cinco millones de personas de bajos recursos que no estaban bancarizados ni en un padrón específico», ejemplifican sus autoridades. Y no sólo cumplió con esa tarea sino que obteniendo buenos resultados económicos: el principal banco público fue destacado por las revistas de negocios como la empresa argentina con mejores resultados económicos durante 2020. «Rompimos un prejuicio del sistema financiero, que el pobre es un mal cliente», celebran sus autoridades.

La gestión de Eduardo Hecker, que se inició con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia de la Nación, marcó diferencias en diversos sentidos respecto de la anterior, encabezada por Javier González Fraga. Según describe su gerente de Estudios Económicos, Haroldo Montagu, «si uno mira la cartera de créditos del banco en los cuatro años de Mauricio Macri, era una entidad para dar créditos hipotecarios con ajuste UVA y prestarle dólares a Vicentin», dos episodios con gravísimas consecuencias de la gestión macrista.

La aspiración principal de la nueva gestión era recuperar el rol protagónico en el crédito productivo. Hecker cuenta que cuando empezó a tomar contacto con los gerentes de las sucursales del interior, exponiendo la necesidad de impulsar las nuevas líneas de financiamiento productivo, se encontró con muchas caras sonrientes que repetían «volvió el crédito pyme, al fin». «La adhesión fue inmediata. Nos fue fácil lograr el respaldo de la línea gerencial, lo sentían como un alivio. Claro, en esos cuatro años había desaparecido», señaló el presidente del Banco.

La llegada de la pandemia, y las políticas públicas de contención a la población más vulnerable, puso al Banco en otro desafío no previsto. «Hubo que implementar los mecanismos para distribuir los ATP, los IFE, transformar después al Banco en el gran proveedor de la Tarjeta Alimentar», describe Hecker, lo que les reclamó adecuar las necesidades tecnológicas, el personal y «salir a buscar personas que jamás habían operado una cuenta bancaria ni un cajero automático».

Las autoridades del Banco Nación lograron combinar las necesidades de la gestión con la consolidación de un instrumento eficiente en la función pública. El alcance masivo de la Tarjeta Alimentar «nos permitió hacer un seguimiento sobre los gastos, saber en qué se utiliza. La información que maneja Desarrollo Social en cuanto a que el programa permitió aumentar el consumo de proteínas salió del Banco Nación. También hacemos un seguimiento sobre los créditos para inversión productiva de las pymes, nos interesa saber en qué invierten y cómo logran desarrollarse». El Banco actúa como instrumento de una política pública, pero aporta datos y resultados que permiten evaluar esas políticas y, eventualmente, mejorarlas.

Con respecto a los resultados favorables del ejercicio 2020, elogiados por las revistas de negocios, Montagu comentó que «vienen a confirmar que el Estado puede gestionar bien, para millones de personas, y eso no significa que tenga que fundirse perdiendo plata. El objetivo del Banco Nación no es ganar dinero, pero sí lograr rentabilidad para seguir operando».

Describen, con entusiasmo, que «la tienda BNA mas la billetera virtual nos coloca en un nivel de masividad en la que hubo semanas que superamos a Mercado Pago en cantidad de descargas. Llegamos a vender entre 500 y 600 millones de pesos en un fin de semana, por 100 mil productos». Y subrayan que «eso es inclusión financiera, dar acceso a compras en cuotas a una población que ni siquiera estaba bancarizada, incluso a artesanos que venden sus productos por plataforma».

Montagu subraya que «el resultado positivo no se logró jugando al achique, con ajuste, sino saliendo a jugar con todo, porque hay una conducción que pensó integralmente la estrategia del Banco Nación. Un instrumento que funciona al servicio de una política».

Hecker recordó, por su parte, que durante la gestión macrista, «este banco llegó a tener tasas del 80%, y las promocionaba; hoy la tasa promedio es del 24%. Los saldos de liquidez que tenía el Banco Nación no se daban en créditos productivos, iban a las Leliq. Hoy hay una decisión política de bajar las tasas y una política para alentar el crédito productivo. No tenemos mora en el pago de los créditos. Y cuando hay algún problema, como fue el caso de las industrias culturales por la extensión de las restricciones, vinieron al Banco, en modo colectivo, organizados socialmente, para pedir una prórroga en los vencimientos, no que se les regalara la plata, Esto también es un avance».

Fuente: Página 12