«El consumo va a crecer por más empleo y mejores salarios»

El anfitrión de la primera reunión con el sector de los alimentos, dijo que “las mesas de precios son una ayuda", pero habló de esfuerzo conjunto para alinear expectativas de inflación. La respuesta a las presiones empresarias. 

El anfitrión de la primera reunión con el sector de los alimentos, dijo que “las mesas de precios son una ayuda», pero habló de esfuerzo conjunto para alinear expectativas de inflación. La respuesta a las presiones empresarias.

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, fue esta semana el anfitrión de la primera reunión importante con el sector de los alimentos, uno de los más observados por la carrera de precios de los últimos meses. En la charla con Página I12, detalló el planteo oficial para alinear expectativas inflacionarias. Aunque aclaró que «estas mesas son una ayuda, porque la inflación es un fenómeno de muchas causas».

Respecto a la relación con los formadores de precios y las imputaciones recientes por supuesto desabastecimiento, explicó que «no son bravuconadas ni aprietes, es aplicar la ley», y respondió a las presiones empresarias para descongelar precios: «Habría que preguntarle a Copal cuál es la alternativa, ¿que los precios finales aumenten igual que los insumos el año pasado? Eso es muy nocivo para el bolsillo de los hogares argentinos».

El ministro repasó también la injerencia de los commodities agropecuarios en los precios finales, detalló los planes para combatir las alzas en alimentos frescos y dio su versión de por qué, aún en pandemia, buena parte de los indicadores económicos están mejor que en la última parte del Gobierno de Cambiemos.

Consultado sobre si la no mejora del gasto de los hogares puede ser el techo de la recuperación, aseguró que «el consumo va a crecer por dos vías, con aumento del empleo, que ya estamos viendo, y de los salarios reales».

–A la salida de la reunión por los precios de los alimentos, Funes de Rioja, titular de la cámara de industriales, Copal, habló de que hay que aumentar la oferta, pero dar de baja Precios Máximos. Hay presión empresaria sobre el congelamiento…

–El esquema de Precios Máximos surgió en los inicios de la pandemia, frente a un escenario que generaba preocupación, sobre todo por las imágenes de góndolas desabastecidas en algunos países de Europa y el problema de inflación que es propio de acá. Hay que decir que eso tuvo actualizaciones, no quedó fijo. En julio y octubre hubo incrementos, y también hubo deslistado de productos. Lo que estamos coordinando ahora es un esquema que permita que la inflación se acomode a las pautas macroeconómicas del Presupuesto. En 2020 los alimentos de góndola subieron 23,5, pero los frescos subieron por encima, un 58 por ciento, y eso se vio en la segunda mitad del año debido a un aumento fuerte de materias primas internacionales. Se conversó, entonces, de converger y que los insumos puedan aumentar a un ritmo menor que los bienes finales.

–La Copal hizo un comunicado horas antes de la reunión, cuando debían sentarse a negociar. ¿Les molestó?

–Repito que ese esquema de Precios Máximos se fue flexibilizando. Por eso creo que la pregunta es cuál sería la alternativa que plantea Copal, ¿que los precios finales aumenten igual que los insumos el año pasado? Eso es muy nocivo para el bolsillo de los hogares argentinos. Nosotros buscamos un esquema de concertación, una mesa de trabajo donde todos expliquen bien y asuman compromisos cruzados.

–Mencionó el tema de la inflación de productos frescos. ¿Hay algún plan para esas subas?

–En carnes, comenzamos con el programa de precios más baratos, que tiene buen resultado. Estamos trabajando sobre la oferta, a cargo del ministro (de Agricultura, Luis) Basterra, en frutas y verduras, trigo y maíz. Queremos aumentar la oferta productiva y diversificar con pequeños productores y proyectos de inversión a tasas más accesibles.

–El sector agropecuario suele decir que la injerencia de los costos de insumos del campo en los alimentos es menor. Hubo en la reunión referentes del agro, como Daniel Pelegrina, de Sociedad Rural. ¿Cuál es su visión del tema?

–Depende del caso. En el pan, el impacto en ek trigo es del 12 o 15 por ciento. Pero el girasol en el aceite es alto, y en la harina es alto. Hay que verlo en cada sector. Es indiscutible la relevancia de los insumos agrarios en los precios de los alimentos, aunque no es algo generalizable.

La pulseada con empresas
–Hace unas semanas, la Secretaría de Comercio imputó a empresas de alimentos por presunto desabastecimiento. Y desde el sector privado se leyó como una especie de «guillermomorenismo», apelando a las artes del exsecretario del área…

–Lo que aplicamos es un esquema de fiscalización que está acorde con el marco legal, no hay ningún tipo de apriete ni búsqueda de condicionar a empresas, se hace cumplir la ley. En el año 2020 no hubo casos de desabastecimiento, pero en enero de este año se detectaron faltantes importantes. Comercio lo detectó y abrió un esquema administrativo: primero comprobó que no era responsabilidad de los supermercados, y luego detectó que había una reducción importante de producción y entregas. Acá el gobierno actuó y las empresas tienen todo el derecho de presentar su descargo y lo han presentado. No son bravuconadas ni aprietes, es aplicar la ley. Ya hay empresas que enviaron el descargo y Comercio está revisando las presentaciones para tomar una decisión.

–Se ha hablado mucho de la efectividad o no de estos pactos de precios para el combate de la inflación. ¿Por qué éste debería lograr lo que otros no?

–Estas mesas son una ayuda, la inflación es un fenómeno de muchas causas. Argentina ya intentó con diferentes planes y fracasó. El más cercano, con Macri, que dijo que la inflación era lo más fácil de resolver. Pero en 2018 aplicó una receta ortodoxa, la de congelar la base monetaria, y el resultado fue el contrario, tuvimos en 2019 la mayor inflación desde 1991. No es un problema sencillo, lo primero es la macro, y que haya consistencia monetaria y fiscal.

–Algunos proveedores aseguran que parte de los mayores costos siguen siendo por tipo de cambio, pero el dólar viene hace algunos meses carreteando lento o acortando la brecha con el paralelo…

–El dólar ha seguido la inflación, en 2020 pudimos bajar 20 puntos la inflación sin atrasar el tipo de cambio. Subió 38 por ciento el dólar y 36 los precios. Este año esperamos un 29 y el dólar un 25 por ciento, esa es la idea que el ministro Guzmán dejó plasmada en el Presupuesto.

–En este contexto, ¿qué se charla de la evolución de los salarios en las reuniones con empresas y sindicatos?

–Nuestra pauta es que le ganen a la inflación, venimos de varios años en los que se perdió poder adquisitivo. Lo que vemos ahora es que se está iniciando una etapa de recuperación. Hay algunas consultoras que instalan un escenario inflacionario diferente al de Presupuesto. Como en 2020, que dijeron que los precios iban a subir un 45 y fue de 36, y fue de 36 por alzas internacionales hacia fines de año, pero pudo ser menor. Lo explicó bien en la reunión (el viceministro de Economía, Fernando) Morra.

El consumo y la industria, antes y post pandemia
–Si uno mira los indicadores económicos en general y los industriales en particular, casi todos los sectores están mejor que a fines del 2019, año sin pandemia. ¿Cuál es su explicación?

–La explicación es sencilla. Hemos recuperado la política industrial, privilegiamos el trabajo argentino. Con Macri se desactivaron los mecanismos de política industrial. Tuvimos sectores arrasados por las importaciones, no por competitividad, sino porque no se interesaban en la industria nacional. Nosotros encaramos un proceso de desarrollo de proveedores locales, asumimos con una tasa del 73 y se financiaban al 80 las empresas. Modificamos esa situación y hoy se financian al 30, 25, 22 o menos. Hay financiamiento más barato, desarrollo de proveedores, y algunos casos particulares, como el de los autos, tienen todos contenido nacional más grande.

–Ante este escenario, es válido preguntarse si una apertura económica más rápida, con protocolos, no hubiese reducido más la caída del PBI dándole más volumen a la recuperación.

–Es probable, pero es difícil de saber. Creemos que si para algo sirvió la restricción que impusimos a fines de marzo del 2020, fue para establecer protocolos para que aprendamos a convivir con el virus. Y funcionó, en las industrias casi no hubo contagios vinculados al trabajo en las plantas. Hoy podemos decir que se recuperaron todos los empleos perdidos del sector industrial en la pandemia, impulsado por industria y construcción. Naturalmente, está el contrapeso de rubros como la cultura o el turismo, que lamentablemente van a sufrir un tiempo más la pandemia.

–Si el consumo no crece, en una economía tan dependiente del gasto de los hogares, ¿puede tener techo la recuperación?

–El consumo va a crecer por dos vías, con aumento del empleo, que ya estamos viendo, y de los salarios reales. Por eso es fundamental esto del acuerdo y la confluencia de precios y salarios. Estamos confiados en la recuperación del empleo, con industria y construcción traccionando, y otros rubros como economía del conocimiento y software. Hay algunos datos positivos, como el alza de consumo en supermercados que dio INDEC, en plena pandemia. Es poco, pero esperamos más.

Fuente: Página 12