El federalismo como respuesta al coronavirus
Una de las principales herramientas que ha utilizado el presidente Alberto Fernández para dar respuestas a la pandemia de Covid-19 ha sido apostar fuertemente al federalismo.
16/04/2020 PROVINCIASUna de las principales herramientas que ha utilizado el presidente Alberto Fernández para dar respuestas a la pandemia de Covid-19 ha sido apostar fuertemente al federalismo. En este contexto, ha predominado la colaboración y solidaridad entre los distintos niveles de gobierno, lo que genera optimismo sobre un potencial efecto contagio a futuro hacia otras políticas públicas vitales para el desarrollo de la Argentina.
Esta pandemia se nos presenta como un desafío global y, como tal, no se la puede combatir dando respuestas parciales desde un país o provincia aisladamente. En casos como éste, sin importar el nivel de riqueza, la composición étnica u orientación ideológica, es vital que gobiernos y ciudadanía trabajen en conjunto contra el enemigo en común. Se necesita colaboración en recursos de salud y económicos, para compartir información, mejores prácticas y conocimiento, y para coordinar políticas de salud o protocolos de seguridad. Estas prácticas coordinadas son clave para desacelerar la curva de contagios y, eventualmente, poder contener a la enfermedad.
El federalismo, de hecho, es una doctrina política fundada en esos valores. Busca la “unidad en la diversidad”, promoviendo la “cooperación” y la “solidaridad” entre sus partes. Por eso hoy más que nunca necesitamos marcos institucionales como el federalismo, que tengan el potencial de promover la infraestructura política para desarrollar soluciones comunes a desafíos complejos y globales como la actual pandemia.
Sin embargo, como sabemos, estos valores no siempre se traducen a la práctica y, el federalismo en gran medida depende de lo que hagamos con él. Hemos visto recientemente en México, los Estados Unidos y Brasil cómo los gobernadores han utilizado al federalismo como un mecanismo de defensa frente a sus gobiernos nacionales que han sido reacios, al menos inicialmente, a tomar medidas contundentes para contener a la enfermedad. Es así como gobernadores, y alcaldes, han actuado unilateralmente, muchas veces teniendo que competir entre ellos (como en Estados Unidos en la compra de respiradores), ignorando o aún directamente contradiciendo al gobierno federal.
Comparativamente, el caso argentino genera mucho entusiasmo: el presidente Fernández ha descansado en las instituciones del federalismo para definir políticas clave. Desde el comienzo de la pandemia, el Presidente ha convocado a los gobernadores a reuniones semanales para evaluar los avances de la situación. Es más, las decisiones sobre la duración y alcance de la cuarentena ha sido, hasta ahora, en consulta directa con ellos. Asimismo, cuando el Malbrán, originalmente el único laboratorio con capacidad para testear contagios, encontró su cuello de botella, el Gobierno decidió descentralizar y equipar a otras provincias.
Al mismo tiempo, los gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires, donde vive el 40 por ciento de los argentinos y donde reside el 60 por ciento de los infectados con Covid-19, trabajan codo a codo con el Ejecutivo nacional. Coordinan conjuntamente estrategian para reforzar la infraestructura de salud, el transporte público, el control del cumplimiento de la cuarentena, y comparten información sensible. Es más, para ganar en eficiencia, el gobierno nacional decidió adoptar el protocolo de respuesta para adultos mayores desarrollado por el gobierno porteño y, simultáneamente, decidió dejar en manos de los intendentes del conurbano el control de precios de productos sensibles.
Por supuesto, no es todo color de rosas. La mayoría de estas iniciativas carecen de institucionalización y dependen centralmente de la voluntad expresa del Presidente. A su vez, algunas situaciones violan los principios del federalismo expresados en nuestra Constitucción. Es el caso de una docena de provincias que decidieron cerrar unilateralmente sus fronteras, o del gobernador Gerardo Morales que decidió expulsar a ciudadanos extranjeros de Jujuy. A pesar de estos casos aislados, los principios de solidaridad y cooperación entre los diferentes niveles de gobierno ha prevalecido.
Aunque históricamente la cooperación y la solidaridad no han sido la norma en el federalismo argentino, los hechos recientes ofrecen un precedente muy positivo para el futuro. Desgraciadamente, queda mucho por hacer en un país que detenta el récord de ser el país federal que presenta las desigualdades más profundas entre sus Estados subnacionales. Es por ello que el mismo enfoque es necesario para resolver las desigualdades inaceptables que existen entre provincias a nivel de desarrollo económico, educación, salud e infraestructura.
Hoy la Argentina necesita a su federalismo más que nunca. Ojalá que las prácticas puestas en marcha durante esta pandemia puedan generar la inercia necesaria para fortalecer un sistema federal más solidario y colaborativo en todas las políticas clave de nuestro país. .
Por Matías Bianchi
* Es Doctor en Ciencia Política y director de Asuntos del Sur.