El gran engaño cambiario del gobierno: contiene el dólar con reservas prestadas mientras habla de «mercado libre»

Mientras pregona el fin del intervencionismo, el gobierno nacional usa hasta el último dólar para sostener un tipo de cambio artificial.

Mientras pregona el fin del intervencionismo, el gobierno nacional usa hasta el último dólar para sostener un tipo de cambio artificial. La estrategia le sirve para maquillar los números de la inflación, pero genera distorsiones que podrían estallar en el momento menos pensado

A pesar de prometer una liberación cambiaria, el gobierno de Javier Milei mantiene un tipo de cambio artificialmente bajo mediante mecanismos intervencionistas, sacrificando reservas y distorsionando el mercado con el objetivo de contener la inflación a corto plazo y presentar datos favorables de cara a la elección de octubre. La estrategia se sustenta en artiugios económicos que contradicen la retórica oficial de libre competencia.

Según un informe del sitio Bichos de Campo, en abril el Banco Central utilizó el equivalente de todos los dólares ingresados por las exportaciones de harina de soja para intervenir en el mercado de los llamados dólares financieros.

“En abril, mes en el que se produjo la unificación cambiaria para particulares, volvió a saltar el nivel de intervención del BCRA en dólares financieros”, explicó el economista Gabriel Caamaño de la consultora Outlier.

“En particular, de acuerdo al propio balance cambiario del BCRA, se consumieron por esa vía 711 millones de dólares. Es el segundo mes en orden por magnitud de intervención en financieros, sólo superado por enero de 2025. Desde julio de 2024 hasta abril de 2025, la cifra asciende hasta 3682 millones (en 210 meses)”, añadió.

Además, el atraso cambiario está provocando distorsiones graves en otros sectores. El turismo, por ejemplo, se lleva al exterior más dólares de los que genera Vaca Muerta, debido a que el valor oficial del peso no refleja su verdadero poder adquisitivo.

En abril de 2025, el gasto en viajes al exterior alcanzó los 863 millones de dólares, marcando un aumento del 157% frente a los 335 millones registrados en el mismo mes del año anterior. La tendencia se profundiza al observar el acumulado del año: entre enero y abril, los argentinos gastaron 3.613 millones de dólares en turismo y compras con tarjetas en el exterior, una cifra que supera en un 242% la de igual período de 2024.

Frente a ese dato, los ingresos por exportaciones del complejo energético de Vaca Muerta, el sector más dinámico de la economía, alcanzaron los 2.404 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, un 58% más que en 2024. Sin embargo, este flujo de dólares apenas cubre el 66% de lo que se fugó por turismo y consumo externo en el mismo lapso.

La disparidad expone un desequilibrio preocupante: mientras la producción energética avanza como principal generadora de divisas, el dólar barato incentiva un gasto en el exterior que supera con creces lo que ingresa por la principal fuente de exportaciones del país. El resultado es una presión constante sobre las reservas, en un contexto donde la brecha cambiaria sigue sin resolverse.

En definitiva, el gobierno apela a una estrategia de corto plazo: contener el dólar para frenar la inflación y mostrar éxitos económicos, pero lo hace a costa de sacrificar reservas, desincentivar exportaciones y profundizar desequilibrios.

Lejos de una verdadera liberalización, Milei repite viejas recetas intervencionistas, solo que maquilladas bajo un relato libertario. El resultado es un tipo de cambio ficticio que, tarde o temprano, deberá enfrentar una corrección mucho más abrupta.

Fuente: El Ciudadano