La Candelaria, luz que ilumina los corazones

El 2 de febrero se lleva adelante la festividad de la Virgen de La Candelaria, una de las ceremonias más populares de Córdoba y la cual reúne un carácter religioso y festivo.

El 2 de febrero se lleva adelante la festividad de la Virgen de La Candelaria, una de las ceremonias más populares de Córdoba y la cual reúne un carácter religioso y festivo.

En la estancia jesuítica construida en el siglo XVII, a poco más de 70 kilómetros de Cruz del Eje, se realiza la ceremonia que representa la purificación de María. Curiosamente, ese mismo día comienza una festividad de naturaleza precolombina conocida como la Algarrobeada, ceremonia de los pueblos originarios que consiste en la cosecha de la algarroba.

«De las construcciones de la Compañía de Jesús en Córdoba, la de La Candelaria, por su sencillez, significa una definición. Edificada en cuadro cerrado, sólidamente amurallada, semeja un fortín al que se hubiese acoplado la capilla. Tiene en pequeño las mismas características que las construcciones mayores”, describe Antonio Lascano González en el libro Monumentos Religiosos de Córdoba Colonial.

Las estancias de Alta Gracia, Jesús María, la huerta de Santa Ana, La Calera y  La Candelaria producían para el mantenimiento del Colegio Máximo de Córdoba. «Como emporio ganadero, La Candelaria debió ocupar un puesto destacado, según se desprende del censo levantado por la Junta de Temporalidades en 1767 a raíz de la expulsión de los jesuitas. La estancia constaba entonces de 16 puestos, entre los cuales se destacaban Santa Sabina, con 5 mil vacunos; la Ciénaga, con 1.246 ovejas; San Javier, con 1269, y el Potrero de Avalos, con 600 yeguas, 150 vacas y 5 mil ovejas. Como se ve, se daba preferencia al ganado lanar, que aún es el que predomina en la región y que abastece con sus ricas lanas a la industria textil primitiva de los vecinos pueblos de Las Higueras y Cruz de Caña”, detalla Antonio Lascano González.

Luz del alma

La festividad de la Virgen de La Candelaria es una de las más antiguas de América y una de las ceremonias de carácter religioso y festivo más populares del noroeste de Córdoba. La ceremonia evoca la presentación del Señor en el templo de Jerusalén y la purificación de María. Según la antigua creencia hebrea, la mujer era considerada impura después de dar a luz al primogénito varón, por lo que 40 días después de la Navidad, María y José fueron al templo a presentar al Señor y a purificarse.

La advocación mariana carga al niño Jesús en su brazo izquierdo y en la mano derecha lleva una vela encendida en señal de la luz que ilumina a los pueblos del mundo.

La celebración

El día antes del 2 de febrero, fieles y turistas de distintas procedencias comienzan a llegar la Estancia Jesuítica de La Candelaria para revivir el acto de fe y compartir comidas típicas y productos regionales.

La fiesta de Nuestra Señora de La Candelaria da inicio a las 10 de la mañana de ese día. El sacerdote de Villa de Soto atiende los pedidos de los devotos, realiza confesiones y bautismos. La misa principal es aproximadamente a las 11. Luego se realiza una procesión por las inmediaciones de la estancia. Posteriormente, la imagen de La Candelaria vuelve al interior del templo ante la solemne reverencia de las agrupaciones gauchas.

La obra jesuítica

Siguiendo la huella de los caminos abiertos por los nativos, los conquistadores españoles ingresaron al territorio que Jerónimo Luis de Cabrera fundó como Córdoba de la Nueva Andalucía.

“Asegurada la conquista del suelo del Tucumán, quedaba por cumplir aquella otra misión más ardua, la de conquista de las almas de aquellos millares de nativos, atemorizados pero no vencidos del todo, que en gran número se habían retraído a sus quebradas y serranías”, narra Lascano González.

La Orden de la Compañía de Jesús tuvo una actuación fundamental en esa conquista espiritual. Establecidos en Córdoba, los jesuitas inauguraron el Colegio Máximo (en 1610), el Colegio Convictorio (en 1613) y, sobre la plataforma de estos últimos, crearon la Universidad (1614), la que en 1622 es autorizada por el papa Gregorio XV y el rey Felipe III a otorgar “títulos válidos en todos los dominios españoles”. A estos institutos se agregó después el noviciado.

Para el sustento de esas organizaciones educativas, los hijos de Ignacio de Loyola montaron el conjunto de estancias, que la Unesco declaró como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

Fuente: La Voz