La crisis del 89 en Río Cuarto: intentos de saqueo, alcancías y reparto de comida
El mes de junio fue particularmente conflictivo. Hubo paro de municipales y estatales. Se montó un sistema solidario para alimentar a las familias más carenciadas. Cerraron comercios y se perdieron puestos laborales.
01/07/2019 MUNICIPIOSEl mes de junio fue particularmente conflictivo. Hubo paro de municipales y estatales. Se montó un sistema solidario para alimentar a las familias más carenciadas. Cerraron comercios y se perdieron puestos laborales.
Junio de 1989 fue uno de los meses más difíciles en la historia de la ciudad. Hace 30 años, la crisis económica y social que se vivía a nivel nacional, marcada por una hiperinflación sin precedentes, impactó de lleno en Río Cuarto.
En mayo de ese año, la inflación mensual fue del 75,5% y los precios mayoristas crecieron un 102,7%.
Mientras Raúl Alfonsín y Carlos Menem acordaban el traspaso anticipado del poder, la Municipalidad, que atravesaba una realidad financiera dramática, tuvo que montar un plan para afrontar el desolador panorama.
Si bien en Río Cuarto no se produjeron disturbios como los que se dieron en los principales aglomerados del país, sí hubo al menos dos intentos de saqueo.
Los hechos se dieron el jueves 8 de junio del 89, cerca de las 16 horas. Por un lado, un grupo de personas intentó apoderarse de parte de la mercadería del supermercado Mundi Mark, que se ubicaba en la esquina de Lamadrid y bulevar Roca. Para desactivar el conflicto, los dueños del comercio les ofrecieron alimentos a cambio de que se retiren sin generar incidentes, propuesta que finalmente fue aceptada.
Por otro lado, en Supercoop, un supermercado que se situaba en bulevar Roca al 558, otro grupo de personas se concentró en el lugar. En este caso, no llegaron a entrar al establecimiento debido a que apareció la Policía y las disuadió.
Ayuda social
La ayuda social se coordinó desde el Municipio. Se conformó el Fondo de Emergencia Solidario y poco a poco se fueron sumando todas las instituciones intermedias de Río Cuarto.
Las familias carenciadas recibían bonos que después se canjeaban por bolsones con alimentos. El Mercado de Abasto, por su parte, repartió paquetes con frutas y verduras.
A la vez, se abrió una cuenta para recibir depósitos en efectivo y empezaron circular alcancías para que los ciudadanos realicen aportes económicos.
Industrias, comercios y empresas de Río Cuarto y la región también hicieron sus donaciones. Los gremios se unieron a las colectas y contribuyeron para mejorar la logística para que la ayuda llegue mejor y más rápido.
En los barrios más humildes se realizaron numerosas ollas populares.
Los trabajadores municipales realizaron dos paros a lo largo del mes de junio en reclamo de aumentos salariales. Por la fuerte suba de precios, los empleados de la comuna exigieron un incremento del 100%. También hubo protestas de los estatales provinciales.
Las cuentas del Municipio estaban en rojo. Con el paso de las semanas, el intendente Miguel Abella, por intermedio del Concejo Deliberante, declaró la emergencia económica.
Fue necesario reformular el Presupuesto, ya que los números acordados en diciembre de 1988 eran totalmente diferentes a los que se manejaban en junio de 1989.
En un mensaje que se trasmitió por radio y televisión, Abella enumeró algunas medidas para contrarrestar los efectos de la crisis. Entre otras acciones, se amplió la base de tributación que incluyó un gravamen del 1% a los intereses de los depósitos en plazo fijo.
La Uocra informó que, debido al parate de la actividad, la desocupación en el sector llegó al 90%. Sólo se contrataba personal para vigilar las obras y para realizar pequeñas tareas de mantenimiento.
Las crónicas periodísticas de entonces hablaban de “un cuadro desolador, prácticamente sin antecedentes” en Río Cuarto.
La delegación regional de la CGT denunció que en 30 días se perdieron 2 mil puestos de trabajo entre operarios despedidos y suspendidos, por lo que reclamó la instalación de ferias francas en las zonas periféricas de la ciudad.
En aquel tiempo, de acuerdo a las estimaciones de la central obrera, la Iglesia y otras organizaciones, la pobreza en Río Cuarto alcanzó a un tercio de la población, similar a los porcentajes que se manejan en la actualidad.
En general, las ventas cayeron entre un 50 y un 80%, lo que obligó a muchos comerciantes a cerrar sus puertas.
El sistema de salud también sufrió complicaciones. Las instituciones sanatoriales dejaron de atender a muchas de las obras sociales y mutuales por el corte de la cadena de pagos.
Mientras la crisis buscaba su fondo, a pocos días de asumir la Presidencia, Carlos Menem bailaba tangos en la televisión, en un hecho que por aquel entonces pasó desapercibido, pero que resultó ser un anticipo de los tiempos que vendrían en la Argentina.