La Organización Internacional del Trabajo revela que la flexibilidad laboral no crea empleo registrado en Latinoamérica
Se realizó una comparación entra el índice del Fraser Institue, centro libertario de investigación, y los datos de la OIT y lo que queda a las claras es que la flexibilización laboral no genera más empleo registrado que es lo que sostiene la oposición.
12/10/2021 El PaísSe realizó una comparación entra el índice del Fraser Institue, centro libertario de investigación, y los datos de la OIT y lo que queda a las claras es que la flexibilización laboral no genera más empleo registrado que es lo que sostiene la oposición.
Unos días antes de las PASO los dirigentes más importantes de Juntos por el Cambio salieron a pedir a viva voz una reforma laboral y eliminar las indemnizaciones con la falsa premisa de que eso va a generar más empleo registrado. Sin embargo, un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que los países con regímenes más rígidos tienen más trabajadores en blanco.
La oposición busca impulsar un proyecto de ley para eliminar la indemnización por despido y reemplazarla por un seguro de desempleo, y se basan en un informe desarrollado por el Fraser Institute, un centro de investigación libertario de Canadá, que señala que el resarcimiento por cesantía agrega rigidez a un contrato laboral, entre otras medidas que protegen al trabajador como son el salario mínimo, la negociación colectiva, el límite horario a la jornada de trabajo y el modo de reclutamiento. A partir de estos conceptos, el Fraser Institute elabora un índice por el cual mide cuán flexible o rígido es un país en materia de regulación laboral, según informa el DiarioAr.
Lo que más llama la atención es que, al menos en Latinoamérica, los países más flexibles no son los que crean más empleo en blanco sino que en varios casos cuentan con altos índices de trabajo informal y desocupación. Por ejemplo: Perú lidera el ranking de flexibilidad con 6,9 puntos, sin embargo, el 67,8% de sus trabajadores, tanto en relación de dependencia como independientes, están en negro y el desempleo alcanza al 7,5%, según los últimos datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
En comparación con Perú, la Argentina está novena entre los 18 países evaluados en Latinoamérica por el Fraser, con 5,1 puntos, y tiene menos trabajo informal, un 47,9%, aunque más desocupación, un 10,2%.
Después de Perú aparece República Dominicana, con 6,1 puntos, con un un trabajo en negro del 52,7% y un desempleo del 8%. El podio de la flexibilidad lo completa Costa Rica, con 6 puntos, un empleo no registrado del 38%, pero una desocupación del 18%.
De acuerdo a este índice, los países con más trabajo en blanco de Latinoamérica son: Uruguay, con el 22,6% de empleo en negro y un indicador de flexibilidad laboral de 5,9 puntos, el cuarto más alto de la región; Panamá, con 25,7% y Chile, con 27,2%, ambos con 5 puntos, tienen marcos laborales un poco más que rígidos que el de la Argentina.
«No me sorprende que no exista correlación entre flexibilidad, desempleo e informalidad. Acotar la discusión a la legislación laboral tiene dos implicancias: por un lado, implica un avance sobre las condiciones laborales del 50% que todavía tiene cierta cobertura en materia de derechos sin ningún efecto positivo sobre el resto; por el otro, oculta la necesidad de discutir sobre las causas estructurales que impiden una mayor creación de puestos de trabajo y una formalización de los existentes», afirma Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en diálogo con el periodista Alejandro Rebossio.
En este sentido, agrega: “Lamentablemente no hay respuestas fáciles: tenés que meterte con la estructura productiva y los problemas que se derivan de un proceso de simplificación y reprimarización de la economía, donde el sector competitivo es capital intensivo, por lo que demanda poca fuerza de trabajo, mientras que los sectores no competitivos sólo pueden subsistir con una fuerte protección, insostenible en el largo plazo, y con bajos salarios, o un dólar alto, lo que es más o menos lo mismo».
Hace pocos días, Campos en un hilo de Twitter explicó que «en los últimos 13 años la industria de la construcción», donde rige el seguro de desempleo en lugar de la indemnización, tal como propone Juntos por el Cambio para toda la economía, «no creó más empleos que el resto de las actividades».
Por su parte, Matías Maito, director del centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad de San Martín, advierte de que «no hay evidencia a nivel global ni muchos menos en la Argentina que confirme que a mayor flexibilización laboral mejoren los niveles de empleo y la formalidad».
«De hecho, la experiencia reciente en nuestro país podría confirmar lo contrario: en los 90 se avanzó en esquemas de flexibilización y aumentaron el desempleo y la informalidad. En los últimos años, si bien no se aprobaron normas de flexibilización, sí se produjo una flexibilización de hecho y una reducción enorme de costos laborales, el salario perdió 20% de poder adquisitivo, y eso no redundó ni en mayores niveles de empleo ni formalidad sino todo lo contrario. En las últimas décadas, el momento de mayor generación de empleo y descenso más acentuado de la informalidad fue entre 2003 y 2008, cuando se revirtió parte de las normas de flexibilización. Un empresario toma trabajadores si la economía crece, no si los costos laborales son bajos o la mano de obra es flexible. ¿La mejor manera de que la economía crezca es con trabajadores flexibilizados y con salarios bajos? Con flexibilización sólo aumenta la desigualdad y la inestabilidad y empeora la situación de los trabajadores», remarca.
Maito apunta que: «En su libro ’23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo’, el economista surcoreano Ha-Joon Chang alerta que en el mundo en nombre de la ‘flexibilidad del mercado laboral’ se ha desestabilizado el empleo y con él, muchas vidas».
Puesto como ejemplo por la oposición, el jefe de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), Gerardo Martínez, admite que «en el mundo el auge de la deslocalización del trabajo, el poder corporativo de las empresas transnacionales, la tercerización y las formas atípicas de empleos en sus formas más contemporáneas, como en las economías de plataformas, interpelan el modelo industrial de pleno empleo caracterizado por la relación de dependencia clásica».
Martínez, quien es delegado de la CT ante la OIT, analizó los datos de trabajo informal y desempleo de Latinoamérica: «Se observaría la independencia de estos indicadores de los mayores o menores niveles de regulaciones nacionales. Durante los 90 en la Argentina se produjeron desregulaciones en el comercio, la industria y el Estado, así como reformas en la Seguridad Social que implicaron una reducción de los aportes patronales, que, lejos de redundar en la baja de la tasa de desempleo, la duplicaron. El abordaje riguroso de la problemática de la calidad de empleo requiere de políticas que permitan la expansión de la frontera productiva, aumento de la demanda agregada, sin que esto suponga una solución a partir de la eliminación de derechos de los trabajadores».
En el 2019, cuando se cumplieron 100 años de la OIT, se acordó allí que sus tres objetivos centrales fueran los aumentos de las inversiones en «las capacidades de las personas, en las instituciones del trabajo y en el trabajo decente y sostenible».
En el Ministerio de Trabajo, que conduce Claudio Moroni, se limitaron a criticar el índice del Fraser Institute por «problemas metodológicos» y no analizaron su impacto en el empleo en Latinoamérica. Cuestionaron que ese think tank valorara como positivo la máxima duración de los contratos temporarios, su utilización para actividades regulares o que los pasantes o los jóvenes que debuten en el mercado de trabajo reciban menos que un salario mínimo, lo que, según Trabajo, «atenta contra el principio de la OIT acerca de ‘igual paga para igual tarea'».