Las locuras de Macri
Mauricio Macri lanzó ayer una expresión polisémica y no hay que sorprenderse. La riqueza potencial de una frase se libera, muchas veces, del esquema cognitivo unidimensional de quien la emite.
10/09/2018 OPINIÓNMauricio Macri lanzó ayer una expresión polisémica y no hay que sorprenderse. La riqueza potencial de una frase se libera, muchas veces, del esquema cognitivo unidimensional de quien la emite.
El presidente, coacheado y todo, protegido por la red 2.0 que monitorea cada gesto de su propaganda política, dijo ayer: «Tengo que estar tranquilo, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes». Los alcances interpretativos de esta frase son tan amplios como las diferencias ideológicas y la imaginación de quienes hayan tenido la suerte o la desgracia de haberla escuchado o leído.
Habrá quien entendió lo siguiente: “Menos mal que el Presidente está tranquilo en medio de esta tormenta. Con su tranquilidad nos va a sacar a flote”. La locura, para esta gente, sería volver al populismo “que tanto daño nos hizo”. Seguramente –lo haya pensado o no– Macri emitió su mensaje buscando empatizar con ese núcleo duro que aún cree en bóvedas y containers. Pero la frase también fue leída/escuchada de otros modos:
Un psicólogo a la derecha. Si el Presidente dijo “tengo que estar tranquilo”, significa que no está tranquilo. Y de su línea expresiva se desprende que si no está tranquilo se va a volver loco y le va a hacer mucho daño al pueblo argentino. Es la interpretación que hacen los “tibios asustados”, los que dicen ser independientes y están preocupados por la “mala praxis” del gobierno. Esta gente puede asumir, con zozobra, que Macri está “desequilibrado”.
La amenaza. Macri esbozó, en realidad, una advertencia velada. Sería algo así como: “Ojo, que ahora estoy tranquilo, pero si me vuelvo loco los hago mierda más de lo que están”. Es una interpretación algo conspirativa, pero se sabe que la hermenéutica no es una ciencia exacta.
Macri tranquilo es peor. Los más pragmáticos observan la realidad y señalan: “Macri ya hizo mucho daño a la mayoría de la población y siempre se lo vio muy tranquilo”. Esta línea de interpretación es seguida por quienes creen que Cambiemos no está gobernando “mal”, sino que todos los perjuicios económicos, sociales y culturales que trajo esta administración son consecuencia de una planificación seguida al pie de la letra y con sangre fría.
La frutilla amarga del postre. Los antimacristas más viscerales piensan: “Este tipo es corrupto, ignorante, insensible, cínico. Lo único que nos falta es que encima se vuelva loco”.
El gato de Trump. Por último, la especulación personal de este cronista: un “Macri loco” sería una especie de Donald Trump, pero sin proteccionismo económico. Es decir, el infierno mismo.
Por Fernando D´Addario