Lo que viene: los desafíos que enfrentará la economía argentina en el 2023
La inflación, la actividad económica, las metas fiscales y el peso de los pasivos no remunerados del BCRA. Lo que hay que mirar durante el año. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario
17/01/2023 El PaísLa inflación, la actividad económica, las metas fiscales y el peso de los pasivos no remunerados del BCRA. Lo que hay que mirar durante el año. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario
A comienzos de 2022, el principal desafío que presentaba Argentina era renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El acuerdo stand by firmado en 2018 implicaba compromisos por aproximadamente u$s 18.780 millones en ese año, monto que el país no estaba en condiciones de afrontar. En marzo se logró un acuerdo de Facilidades Extendidas con el organismo, bajo el compromiso de cumplimiento de metas trimestrales que habilitan desembolsos necesarios para cumplir el acuerdo stand by 2018 y despeja el horizonte de pagos de capital con el FMI hasta 2026.
En el primer semestre del año se renegoció la deuda con multilaterales y se registró un sólido crecimiento económico, aunque con dos escollos importantes. Por un lado, a diferencia de 2021 el Banco Central no logró una rápida acumulación de reservas a pesar de que los precios internacionales del agro se mantuvieron altos. La guerra entre Rusia y Ucrania repercutió en el valor de las importaciones de energía sumado a una alta presión importadora.
Por otro lado, el nivel de gasto del sector público nacional presentó un crecimiento importante en términos reales, principalmente por los mayores subsidios a la energía. Estos dos puntos pusieron en duda la posibilidad de cumplir las metas fiscales y de acumulación de reservas internacionales con el FMI.
A nivel de la discusión política, el resultado fue una salida del ex ministro de Economía Martín Guzmán el 2 de julio de 2022. Tras el breve paso de Silvina Batakis, se decide repentinamente que Sergio Massa asuma la cartera. El nuevo ministro logró recalibrar el sendero fiscal y, en septiembre, implementó un Programa de Incremento Exportador.
En cuanto a las perspectivas para el 2023, la economía no estará exenta de riesgos de inestabilidad en un contexto de elecciones presidenciales y la necesidad de cumplir las metas con el FMI. A continuación, se presentan los principales desafíos:
Actividad:
Las estimaciones para 2022 p marcan un crecimiento del 4% para el Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina. De cara al 2023, tanto el gobierno nacional como el FMI proyectan un crecimiento del 2%, más optimistas que otros organismos como la Ocde (0,5%). El segundo semestre de 2022 marca una contracción económica y no es claro cómo se va a revertir dicha tendencia, con la gran sequía que registra el campo argentino que ya afectó la cosecha de trigo 2022/23 y está impactando en la próxima cosecha de soja y maíz a levantarse hacia marzo/abril de 2023.
Meta fiscal, deuda y reservas:
El primer paso de alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI fue cumplido en marzo de 2022. Resta cumplir el esquema de metas trimestrales acordadas para los próximos años. Esto último es de suma importancia para que se habiliten los desembolsos necesarios para pagar el préstamo stand by del año 2018.
En el plano fiscal, lo más importante es cumplir el objetivo de déficit primario de -1,9% hacia 2023 y mantener una tendencia a la baja hasta alcanzar el equilibrio en el año 2025. Será importante que se culmine con el proceso de segmentación de tarifas y que se termine el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner antes del invierno para disminuir la necesidad de importaciones y aumentar la producción local de gas para abastecer la demanda interna.
En plano monetario
El panorama de divisas disponibles para 2023 no es alentador debido a la gran sequía que se viene atravesando en el país. Al mismo tiempo, ya se adelantaron liquidaciones de dólares del agro con las dos versiones del Dólar Soja, siendo un ingreso de divisas que se iba a realizar principalmente en el primer trimestre de 2023. De esta manera, será crucial el ingenio de la política económica para dinamizar los sectores exportadores, incrementar los flujos de inversiones y conseguir dólares de organismos multilaterales. Caso contrario, la salida para alcanzar las metas podría ser una restricción más fuerte.
Por último, el 2023 sería el último año que el FMI permita financiamiento del Banco Central al Tesoro por un 0,6% del PIB. Esto será un gran desafío, debido a que el stock de deuda en pesos en el mercado local creció mucho los últimos años, los vencimientos son importantes previo a las elecciones y se necesitan brindar los incentivos necesarios para obtener un roleo por encima del stock actual para tener un “financiamiento neto positivo” por parte del mercado.
Superávit comercial:
Es condición necesaria para mantener la estabilidad macroeconómica sostener sólidos superávits comerciales. En 2019 se recuperó el superávit comercial con 15.990 millones de dólares. Luego de tres años de alto superávit se espera que 2022 finalice el año con un resultado positivo, pero mucho menor a los años previos, con 7.751 millones de dólares. En este sentido, se espera un resultado por debajo de las perspectivas plasmadas en el proyecto de presupuesto 2022, aunque para 2023 se marca un gran optimismo por parte del gobierno ya que las últimas proyecciones realizadas superan lo estipulado el año anterior para el próximo año con un superávit objetivo de 12.347 millones de dólares.
La gran caída del tipo de cambio real multilateral desde 2021 en conjunto con la actual brecha cambiaria, se convierten en los grandes incentivos para presionar al alza las importaciones y retrasar exportaciones. El tipo de cambio real de octubre arribó a un promedio de 88,3, es decir, la menor competitividad cambiaria desde junio de 2017 y muy por debajo del promedio histórico. Para el año 2023, observar la tendencia de este indicador será importante para determinar qué política cambiaria se busca implementar. Se destaca que, desde el mes de septiembre el BCRA comenzó a devaluar en línea con la inflación mensual, lo cual permitió revertir la tendencia de caída en el tipo de cambio real los últimos meses.
Pasivos remunerados:
Los pasivos remunerados del Banco Central ejercen la función de controlar la oferta monetaria, pero tienen un costo, es decir, remuneran un interés que se lo suele denominar “déficit cuasifiscal”. El objetivo principal es ejercer control sobre la oferta monetaria esterilizando diferentes canales de expansión de la base monetaria. A finales de 2022 llegaron al equivalente a u$s 58.244 millones. Mientras que, valuado al dólar financiero se estima en 29.940 millones de dólares. Los intereses alcanzaron en 2022 una estimación anual récord de 25.044 millones de dólares.
En dólares financieros libre, el monto son 12.554 millones de dólares, levemente por debajo del año 2019 que se alcanzó con dicha metodología de análisis a 13.903 millones de dólares. El déficit cuasifiscal histórico en términos relativos al PIB pasó de un 0,3% en 2013 a nada menos que un récord de 4% del PIB en la estimación de 2022. El FMI no estableció metas cuantitativas respecto al stock de pasivos remunerados y el déficit cuasifiscal, pero en las revisiones trimestrales ya realiza advertencias sobre la necesidad de mejorar la sustentabilidad de la hoja de balance del Banco Central.
Desaceleración de precios:
A partir de marzo de 2022, el aumento de precios comenzó a espiralizarse sin encontrar un techo en el año con un pico de 92,4% interanual hacia noviembre. En el corto plazo, será clave encausar un proceso de desaceleración inflacionaria para lo cual ya se han comenzado a tomar medidas como el caso del “Programa Precios Justos”. Más allá de estas medidas para coordinar expectativas y aumentos de precios, es de suma importancia mejorar la posición financiera del Banco Central, para brindar mayor credibilidad a la política monetaria del Banco Central y dar solidez a la demanda de dinero. Actualmente, se han subido decisivamente las tasas de interés de referencia lo cual consolida un esquema de tasas reales positivas. De cara al futuro, será clave disminuir la inercia inflacionaria y adecuar las expectativas de forma tal que se puedan reducir tasas y la alta nominalidad existente.
Empleo privado:
Según los últimos datos publicados al mes de septiembre de 2022, el empleo registrado total se encuentra por encima de los niveles de pre-pandemia con la creación adicional de 779.622 puestos de trabajo respecto a febrero de 2020. Hay 245.426 empleos privados por encima de dicho momento. A su vez, destaca el fuerte crecimiento de los monotributistas (+221.320), monotributistas sociales (+193.652) y empleos públicos (+161.725). Por otro lado, si se compara con marzo de 2018, momento previo al comienzo de la crisis económica de Argentina.
Con objeto de continuar con el proceso de recuperación de la economía, las políticas para potenciar al sector privado serán fundamentales para consolidar el crecimiento de la economía. Asimismo, el desempeño en materia de empleo también dependerá del resultado obtenido en el conjunto de puntos plasmados anteriormente vinculados a la situación macroeconómica en general.