Los devaluadores pierden y están furiosos

La estrategia para forzar una devaluación está fallando, lo que reporta quebrantos crecientes a especuladores. Mientras enfrenta ese embate, el gobierno de Alberto Fernández sigue reparando el desastre financiero dejado por el macrismo.

La estrategia para forzar una devaluación está fallando, lo que reporta quebrantos crecientes a especuladores. Mientras enfrenta ese embate, el gobierno de Alberto Fernández sigue reparando el desastre financiero dejado por el macrismo. Ahora llegó el turno de arreglar el fiasco de Luis Caputo con los fondos extranjeros Pimco y Templeton.

El equipo de los devaluadores está perdiendo mucho dinero desde hace varios meses. Quebrantos que permiten explicar en parte la furia especuladora para forzar un brusco ajuste cambiario. La campaña mediática desenfrenada por una devaluación es otro reflejo del revés recibido por las fuertes caídas de los dólares Bolsa (mep y ccl) y blue en estos días.

En los últimos cuatro meses, en el mercado de dólar futuro quienes han estado apostando por una devaluación acumularon un quebranto de 10.200 millones de pesos. Ese monto es la contrapartida de ganancias anotadas por el Banco Central, el principal operador en la punta vendedora en ese tipo de transacciones.

Ante la consulta de este diario, un operador muy entendido del mercado de dólar futuro Rofex, analizó las posiciones de compra y de venta durante el período julio-octubre. El saldo de ese relevamiento ha sido muy negativo para los promotores de la devaluación.

En esta pulseada el Banco Central ha ganado en cada uno de esos cuatro rounds. Los siguientes montos son una herida que exhiben cuando presionan por una devaluación regresiva para recortar estas pérdidas:

* Julio, 1200 millones de pesos.

* Agosto, 2900 millones de pesos.

* Septiembre, 3100 millones de pesos.

* Octubre, 3000 millones de pesos.

* Total: 10.200 millones de pesos

Pérdidas
Aunque la percepción social construida por el inmenso dispositivo de difusión de la derecha política y mediática sea de un Gobierno acorralado en el frente cambiario, los devaluadores están perdiendo mucho dinero.

Las pérdidas en el mercado de dólar futuro se pueden contabilizar con precisión, como las que se informan aquí. Pero el quebranto global en la plaza cambiaria es más abultada por los últimos cierres de las cotizaciones, puesto que en estos días hubo una intensa caída de los dólares Bolsa (mep y ccl) y blue.

Un retroceso de casi 30 pesos por dólar es un golpe que a algunos especuladores les significará molestias al momento de sentarse este fin de semana.

Buscarán revancha después de ese derrape porque así funcionan los mercados financieros. Pero ese mazazo ha sido impactante teniendo en cuentas que estaban jugados con suficiencia a superar los 200 pesos por cada billete verde.

El resultado fue otro: el ccl terminó en 148 pesos, el mep en 143 pesos y el blue en 169.

Este lunes continuará el partido en un escenario cambiario que sigue siendo complicado, pero los promotores de una devaluación desestabilizadora finalmente perdieron el invicto a manos de la dupla Martín Guzmán-Miguel Pesce.

¿Qué es el dólar futuro?
Son operaciones financieras que adquirieron mayor visibilidad en el espacio público a partir de la denuncia delirante de Federico Pinedo, Mario Negri y Alfonso Prat-Gay contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y 14 funcionarios, que el juez Claudio Bonadio utilizó como parte de su estrategia de persecución política, y que sectores del Poder Judicial la continúan hoy impulsando el juicio oral.

En forma esquemática el negocio del dólar futuro se estructura de este modo:

* Las operaciones del mercado a término no involucran reservas del Banco Central.

* Son transacciones que se cancelan en pesos sobre la base de la cotización oficial del tipo de cambio.

* Para algunos es un negocio especulativo y para otros es una operación de cobertura cambiaria, en el caso de exportadores e importadores.

* Se concretan sobre la diferencia entre el precio del dólar pactado y el que finalmente resulta del tipo de cambio oficial (comunicación BCRA A3500) en cada jornada hasta la fecha de expiración del contrato (fin de cada mes).

* Esa brecha se cubre en pesos; no en dólares, aspecto que es relevante para entender de qué se trata este mercado, en el sentido de que no afecta las reservas del Banco Central.

* Esa diferencia se va saldando en cada jornada, a favor o en contra, según la cotización del contrato pactado hasta su expiración a fin de cada mes.

El siguiente ejemplo colabora en la comprensión de cómo resulta estas transacciones financieras: en este mes que acaba de concluir el tipo de cambio oficial mayorista cerró a 78,32 pesos. A lo largo de octubre hubo compradores de contratos con valores de 80 pesos para arriba porque especulaban con una devaluación, que no se concretó.

Quienes vendieron esos contratos (cada uno por el equivalente a 100 mil dólares o por 1 millón de dólares, convertidos a pesos al valor pactado), siendo la mayoría ejecutado por el Banco Central, ganaron la diferencia en pesos (entre el tipo de cambio oficial y el precio del dólar superior especulado).

¿Por qué?

Porque el precio final del tipo de cambio fue 78,32 pesos, y no uno superior, diferencia que tuvieron que aportar quienes compraron esos contratos apostando a una fuerte devaluación.

Pulseada
La cobertura cambiaria mediante contratos de dólar futuro, por una eventual devaluación publicitada por economistas de la city y presionada por grupos económicos y mediáticos, resultó un fiasco en términos financieros.

Es habitual en el mercado que financistas busquen redoblar la apuesta para recuperar lo perdido, aunque algunos puede ser que se hayan convencidos de que no les conviene.

Por ahora la pulseada continúa y si no se concreta una brusca devaluación, que ha sido negada en varias oportunidades por el presidente Alberto Fernández y los principales ejecutores de la política económica -el ministro de Economía y el titular del Banco Central-, volverán a anotar fuertes quebrantos.

La bronca de financistas por perder en este juego especulativo no es un factor para desestimar en las burdas operaciones mediáticas desplegadas acerca de la evolución del mercado cambiario, las reservas del Banco Central y la intervención oficial en la plaza de dólar futuro.

Respecto a esto último es bastante peculiar que financistas atemoricen acerca de la emisión extraordinaria que debería hacer el Banco Central si se devalúa por la cantidad de contratos a futuro vendidos, cuando lo que está pasando en esa plaza es lo opuesto a lo que dicen, porque el Banco Central está barriendo con pesos de los bolsillos de devaluadores frustrados.

Antecedentes
Como se mencionó, existe una causa judicial «dólar futuro», una de las más delirantes impulsada por la alianza macrismo-radicalismo. Antes de fallecer, Claudio Bonadio, magistrado que se dedicó a perseguir judicialmente a CFK, la había elevado a juicio oral.

La disparatada acusación es por administración fraudulenta y perjuicio a las cuentas públicas. Hay una pericia que determinó que la intervención del Banco Central no generó esas consecuencias.

El aspecto más insólito de esa acusación es que la última gestión del Banco Central durante el segundo gobierno de CFK, a cargo de Alejandro Vanoli y con el vicepresidente Miguel Pesce (hoy titular de la entidad monetaria), contabilizó ganancias por 5500 millones de pesos por operaciones con dólar futuro.

Las pérdidas posteriores fueron ocasionadas por la decisión de devaluar del equipo económico de Mauricio Macri, medida que benefició además a varios integrantes de ese Gobierno por sus anteriores apuestas financieras.

El Banco Central macrista debió realizar pagos por unos 55.000 millones de pesos y el origen de ese desembolso no fue por la operatoria en sí, sino por el ajuste cambiario del 40 por ciento con el que inauguró la Alianza Cambiemos su gestión.

La estrategia de intervención oficial en la plaza de dólar futuro apuntaba a desalentar las presiones devaluacionistas. En el 2015 se frenaron hasta que el entonces ministro de Economía Alfonso Prat-Gay -el mismo que hoy da consejos sobre qué hacer con el dólar- devaluó, generando esas pérdidas financieras además de un shock inflacionario.

Ese mismo bloque financiero y de poder que se benefició con la devaluación de entonces presiona ahora por un fuerte ajuste cambiario, lo que implicaría las mismas consecuencias: pérdidas para el Banco Central y ganancias para financistas.

Esos operadores de la city hoy no están en el gobierno como en el 2015, cuando se acomodaron en los dos lados del mostrador: definieron el precio del dólar al tiempo que embolsaron utilidades por sus contratos de compra de dólar futuro, entre ellos el padre del endeudamiento descontrolado, Luis Caputo.

Otra herencia
Existe una tendencia en la city y sus voceros mediáticos de no mencionar que las actuales tensiones cambiarias tienen origen en el desastre financiero realizado por uno de los suyos: Luis Caputo, que a esta altura puede considerarse el peor ministro de Finanzas de las últimas décadas. Es una ofensa al Messi jugador de fútbol que haya tenido ese apodo ese mesadinerista que dejó un caos en la deuda pública.

Sólo la complicidad obtenida por los negocios que regaló a sus amigos financistas oculta la sucesión de disparates realizados en la administración de los pasivos públicos, que hoy se siguen pagando.

Uno de ellos ha sido uno de los motores de la disparada del dólar contado con liquidación. El equipo económico liderado por Martín Guzmán está en camino de arreglar ese desaguisado para aflojar las tensiones en ese mercado.

La más reciente inestabilidad cambiaria en el ccl fue motorizada por dos grandes fondos de inversión internacional (Pimco y Templeton), que suscribieron bonos emitidos por Caputo y ahora, luego de contabilizar pérdidas inmensas, están presionando para venderlos y salir del mercado local. Y lo hacen a través de operaciones ccl.

Esos dos fondos fueron los principales compradores del Bono del Tesoro en pesos a tasa de política monetaria (Botapo o TJ20), emitido por Caputo el 21 de junio de 2017, por un total de 75.000 millones de pesos. El monto de ese bono luego fue ampliado el 25 de agosto del mismo año por 29.399 millones de pesos, hasta totalizar 104.399 millones de pesos. El 21 de junio de 2019 se sumaron otros 37.978 millones de pesos.

En total fueron 142.378 millones de pesos de bonos TJ20. Esa operación ruinosa para los fondos de inversión también fue muy onerosa para las arcas del Tesoro Nacional: acumula pagos de intereses por 157.990 millones de pesos. No hay error en las cifras: en tres años el Tesoro tuvo que pagar más intereses que el capital emitido.

Para aliviar la presión de esos fondos de inversión que buscan convertir esos activos en pesos en dólares ccl, lo que disparó al alza esa cotización, Economía emitirá un bono de 750 millones de dólares esta semana para darles salida y despejar un poco esa franja del mercado cambiario.

Día a día
Las tensiones cambiarias seguirán hasta el último día del gobierno de Alberto Fernández. La clave para aflojarlas y así administrar la crítica situación será mantener el control del mercado día a día con todas las herramientas a disposición, ya sean financieras, cambiarias, regulatorias, de fiscalización y de conversaciones amigables o no tanto con banqueros y agentes bursátiles.

La semana pasada fue la prueba que demostró que aplicando esa estrategia se obtienen resultados positivos parciales. Es una estrategia que debe ser adaptada -con más o menos flexibilización- en cada momento para no correr detrás de los movimientos especulativos de los financistas.

La brecha cambiaria seguirá presente mientras exista un férreo control de capitales y su relajación no se encuentra en un horizonte cercano. Bajarla al 50 por ciento como umbral superior es el objetivo inmediato, para luego seguir reduciendo esa brecha para limitar su influencia negativa sobre las expectativas devaluatoria y, por lo tanto, en la dinámica de la recuperación económica.

Sacachispas todavía no puede gritar un nuevo gol pero junto al Banco Central, que acumula ganancias en el mercado de dólar futuro a cuenta del equipo de los devaluadores, pasó a controlar la pelota para dominar el juego en el campo cambiario.

Fuente: Página 12