Milei, anarquía capitalista en pleno desarrollo

Una sociedad ocupada en intentar alcanzar algunos de los recursos económicos que le permitan subsistir, en tratar de evitar los padecimientos de alguna enfermedad de época o en no salir dañado físicamente por las represiones en algunas marchas de protesta.

Una sociedad ocupada en intentar alcanzar algunos de los recursos económicos que le permitan subsistir, en tratar de evitar los padecimientos de alguna enfermedad de época o en no salir dañado físicamente por las represiones en algunas marchas de protesta.

En los recientes pasados días del mes en curso los acontecimientos sociales y políticos  en Argentina han experimentado un aumento de volumen y de velocidad en tal magnitud -respecto al daño recibido por vastos sectores de la sociedad- que difícilmente puedan ser dimensionados en su justa medidas respecto a las gravísimas consecuencias -inmediatas e irreversibles- que acarrean para una sociedad aturdida y confundida ocupada en grado extremo. Ocupada en intentar alcanzar algunos de los recursos económicos que le permitan subsistir, en tratar de evitar los padecimientos de alguna enfermedad de época o en no salir dañado físicamente por las represiones en algunas las marchas de protesta. Muchos de estos avatares cotidianos -que atraviesan los ciudadanos argentinos hoy- tienen su razón de ser en virtud del experimento anarco/capitalista que los votantes llevaron hasta la Casa Rosada la última elección presidencial.

El anarquista coronado.
Lo que acontece en Argentina durante el gobierno de Milei -en términos sociales y políticos- es un esperpento  imposible de ser explicado –ni comprendido- sin parangonarlo con algún ejemplo anterior. Quizás habría que remontarse al s III del imperio romano y asistir al ejercicio del poder por un sujeto tan estrambótico como el actual presidente: (*) Heliogábalo. Nos referimos a quien gobernara Roma entre los años 218 y 222 (¡4 años!). Este “particularísimo” emperador –en su hora- hizo que las inenarrables abominaciones de Calígula y Nerón -en el siglo I- parecieran “travesuras, un poco pasadas” en  comparación con las decisiones y medidas gubernamentales de este emperador nacido en Emessa. Las desmesuras de las órdenes gubernamentales impartidas por Heliogábalo formaron parte de una puesta en escena que hubiera escandalizado al mismísimo Marqués de Sade. Estas medidas delirantes incluyeron desde sacrificios humanos -con amputaciones de miembros viriles incluidas-, pasando por un cambio total de la religión del imperio, y llegando hasta la arbitrariedad –vertiginosamente cambiante- del método y las cantidades en la recaudación impositiva. Hoy, 18 siglos después, podría decirse que es posible asistir en Argentina a un espectáculo de similares –casas más, casas menos, -proporciones dantescas: un país viviendo bajo el imperio arbitral del  “anarquista coronado” Javier Milei.

Papas calientes.
En relación a las características de las medidas que está llevando adelante el “anarquista coronado argento” se puede pensar que la popular figura del tubérculo candente pocas veces viene tan a cuento  como para describir la temperatura extrema –y peligrosamente dañina- de cada una de las decisiones que toma el ejecutivo nacional, y que necesitan ser respaldadas –sea como sea- por  alguno de los otros dos poderes (legislativo y/o judicial). Estas medidas pretendidas –y en curso- van desde la voluntad de acentuar progresivamente el ajuste  y la recesión, o la quita de impuestos a los más ricos, o el permitir la extracción a granel de todos los recursos naturales, o el no repartir alimentos entre una población hambreada, o el quitarle la medicación a enfermos oncológicos, llegando hasta a la permisividad de dejar correr -con fuerza de ley- un ilegal protocolo represivo antiprotestas -extremadamente violento,  impiadoso y cruento-. Todas y cada una de estas medidas son, metafóricamente hablando, “papas calientes”. Y sucede, una vez más, que  estas papas encuentran, estímulos mediante, personal dispuesto –en el Legislativo y en el Judicial- a disposición para asirlas aunque  ampollen hasta los ojos. Mas el río suena, allá a lo lejos –tan lejos como el Vaticano-, pero suena.

“Hablando de Roma…”
Decíamos que el ruido del río -proveniente de la vertiente vaticana- ha empezado a hacerse escuchar, quizás, como anticipo de estruendos venideros. Nos referimos a las dos expresiones públicas  que se dieron a conocer durante el transcurso de la semana –luego de algunas visitas de dirigentes argentinos al Vaticano- del Papa Francisco. Expresiones estas que han tocado las sensibilidades más susceptibles y han calado profundo en la congregación católica argentina –y también en la  cristiana-. Una de dichas expresiones fue una declaración en la cual el sumo pontífice señaló que: “el gobierno argentino en vez de pagar justicia pagó gas pimienta”. Esto impactó en referencia al ataque con esta arma a una niña presente en una manifestación de protesta –ataque que el gobierno intentó desmentir con una de las operaciones mediáticas más burdas de los últimos tiempos-. Pero, además, Francisco señaló la fuerte presencia de la corrupción dentro del gobierno de Milei. Y lo hizo contando un episodio en el cual un ministro del gobierno argentino actual le preguntó –en el transcurso de los meses en que preside Milei-  a un emprendedor deseoso de invertir en Argentina: “…, y para nosotros cuánto?”. Estas dos expresiones –una opinión y una información-, han tocado la médula, cual proyectiles certeros, del discurso mileísta atravesando sus aparatología defensiva. Así hoy la pregunta que se hacen desde el gobierno es: ¿Hasta dónde estos proyectiles pontificios han perforado nuestros sistemas discursivos de defensa?

De asados y achuras. Los 87 héroes y los 47 ronin.
La leyenda japonesa cuenta que 47 samuráis al ser asesinado su Señor se replegaron un tiempo para luego cobrar venganza letal contra el autor intelectual de la eliminación del Señor asesinado. Al cumplimentar la venganza los 47 –ya sin razón para continuar vivos- se suicidaron desventrándose cada uno por propia mano (seppuku). La historia reciente de la política vernácula también presenta achuras –aunque de otro tipo-. Sucedió aquí que, una vez señalados -por Milei- los jubilados argentinos como los autores de la destrucción de la economía estatal de la Nación, el Presidente convocó a todo aquel “samurái legislativo” a la deriva que estuviera dispuesto a castigar a los destructores jubilados prometiendo jugosas entrañas en retribución. Consiguió juntar 87 –y los llamó ‘Héroes’-. Ya cumplimentado el servicio –de despojar a los jubilados de 3 kg de carne picada– se les permitió a los ’87 Héroes’ disfrutar de un festín de tripas y carnes cocidas. Los jubilados destructores pudieron –mientras eran reprimidos- contemplar el banquete en todas las pantallas.

Flatulencias en ascenso
A modo de cierre panorámico de los aconteceres recientes restaría expresar que –a todo esto- la digestión de las medidas económicas adoptadas por Milei va haciendo los efectos predichos por el mismo Presidente-. Y así  todos los precios –de todo aquello imprescindible para la subsistencia diaria de la ciudadanía argentina- suben a imagen y semejanza de la metáfora vulgar que el mismo Milei utilizara en relación al crecimiento económico previsto: “como pedo de buzo”. Solo que la flatulencias predichas no vienen siendo emanadas -hasta ahora- por el buzo de la economía, sino por otros buzos; y estos buzos se llaman: pobreza, desnutrición infantil, desocupación…

Flavio Colazo
(*) Para quien le interese: Antonin Artaud describe maravillosamente la vida y obra de este emperador en Heliógábalo o el anarquista coronado.

Fuente: La Mañana Neuquén