El modelo de la dictadura

Además del Terrorismo de Estado la dictadura cívico militar fue un proyecto económico que no concluyó en el ‘83 y que tiene puntos de continuidad con la política económica del Gobierno de Cambiemos.

Además del Terrorismo de Estado la dictadura cívico militar fue un proyecto económico que no concluyó en el ‘83 y que tiene puntos de continuidad con la política económica del Gobierno de Cambiemos.

El golpe tuvo el apoyo del conjunto del poder económico local e internacional, incluso con la ocupación directa de cargos ministeriales como el ex CEO de Acindar, Alfredo Martinez de Hoz. En particular se destacaron un grupo de empresas cuyos negocios se encontraban tanto en el agro como en la industria y que constituían lo que Eduardo Basualdo acuñó como “oligarquía diversificada”, como Pérez Companc, Bridas, Acindar, Techint, Arcos, Loma Negra, Clarín, Macri, Bemberg, Bunge y Born, entre otros.

Esos grupos, que se beneficiaron con la reforma financiera sancionada en 1977, ganaron fortunas con el negocio de la “bicicleta financiera” y fugaron sus ganancias al exterior, son los mismos que luego fueron agraciados con el proceso de estatización de la deuda externa privada en los últimos años de la dictadura y que pagamos el conjunto de la población durante los gobiernos constitucionales posteriores.

La política económica de la dictadura militar prometió bajar la inflación y terminar con el déficit fiscal, pero fracasó. A pesar del estancamiento económico, no logró bajar la inflación ni tampoco achicar el enorme déficit fiscal que representaba hacia 1983 el 15% del PBI. Con el agravante de dejar una economía casi siete veces más endeudada y con déficit comercial, resultado de la una apertura comercial importadora sin precedentes. Cualquier parecido con el escenario actual no es pura coincidencia.

El modelo económico de la dictadura contó con el apoyo fundamental del Fondo Monetario Internacional y también de los bancos privados que durante esos años inundaron de petro-dólares la economía argentina y de muchos países de América Latina hasta que las deudas se tornaron impagables. ¿Podrían haberse sostenido las dictaduras militares sin el flujo de fondos provenientes de estas instituciones financieras? La respuesta salta a la vista al observar la crisis financiera que comenzó en 1982, cuando estos mismos recursos comenzaron a escasear. Pero además del apoyo financiero a un modelo económico insustentable, parte del endeudamiento fue utilizado también en el armamento y la represión interna. Entre 1975 y 1983 los gastos militares como proporción del PBI pasaron del 2,04% al 4,39%.

Para el poder económico el 24 de marzo fue visto como un momento fundacional. Era el punto de inflexión para dejar atrás las consecuencias de una política “populista” y “estatista” que había empoderado a la clase trabajadora y que resultaba incompatible con sus intereses. No es casual que hoy estos mismos grupos también se estén beneficiando con el modelo económico de Cambiemos o pongan a sus “técnicos” en cargos ministeriales. Tampoco es una sorpresa el visto bueno del FMI para la política económica actual, aunque el gobierno de Macri promete ser aún más benevolente con el capital extranjero. Un país verdaderamente atendido no sólo por sus dueños, sino por sus verdugos de hace 42 años atrás.

Por Itai Hagman

* Economista director del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (Ocepp) y referente de Ahora Buenos Aires.

Fuente: página 12