Muchos 17

Después de un año y medio de pandemia, cuarentena y distanciamiento, el peronismo retomó las calles con un fervor de ganas atrasadas.

Después de un año y medio de pandemia, cuarentena y distanciamiento, el peronismo retomó las calles con un fervor de ganas atrasadas. Los actos se sucedieron, desde el encuentro de jóvenes en la ESMA, el sábado, donde habló Cristina Kirchner, o el masivo acto del domingo en Plaza de Mayo, y los actos de las mujeres sindicalistas ayer en Berisso, más la enorme concentración en la tarde de ayer de la CGT ante el monumento a los Trabajadores, en Paseo Colón. Fueron cientos de miles de personas en las calles expresándose, criticando y apoyando, referenciadas por el gobierno.

Cientos de miles de personas estuvieron en las calles para expresar de distintas maneras su respaldo al gobierno. El discurso de la vicepresidenta fue dirigido a los miles de jóvenes que participaron en el encuentro de La Cámpora, pero también estuvo enfocado hacia las decenas de miles de personas que se movilizaron al día siguiente en la Plaza de Mayo.

El enfrentamiento que esperaban los medios hegemónicos entre los actos del 17 y el 18 no se produjo, aunque de todas maneras trataron de insistir o destacar algo que no se expresó como elemento sobresaliente. El domingo en la calle estuvieron funcionarios del gobierno como el ministro Daniel Filmus o el secretario de Comercio, Roberto Feletti y los intendentes del conurbano, además de agrupaciones territoriales y muchísima gente espontánea que no se encolumnó detrás de ninguna organización.

Los reclamos se hicieron escuchar más fuertes el domingo. Pero en el documento de la CGT también se planteó la necesidad de señales por parte del gobierno que marquen un rumbo claro en el sentido de las propuestas de 2019. Los reclamos sobre el no pago de la deuda nunca formaron parte del planteo del Frente de Todos, donde la consigna sí ha sido que el pago de la deuda no sea a costillas del pueblo y los sectores más vulnerables.

La convocatoria a dos actos surgió a partir del impacto en el Frente de Todos, de los resultados adversos en las PASO. En un contexto de mucho desconcierto, Cristina Kirchner difundió una carta con señalamientos sobre los déficit de la gestión, en muchos casos generados por la pandemia, que habían alejado a un sector que en 2019 había votado al Frente de Todos.

Una parte de la CGT y de los movimientos sociales entendió la difusión de la carta como una amenaza de ruptura y convocó a un acto contrapuesto. Pero la necesidad del debate que estaba planteada en la carta de Cristina Kirchner fue tan evidente que los antagonismos se depusieron y se abrió un debate interno en el gobierno.

La CGT y los movimientos sociales plantearon realizar entonces un acto el 18 en respaldo al gobierno. A partir de allí hubo una secuela de decisiones contradictorias con relación a la convocatoria para el domingo 17, que finalmente fue corroborada con un documento del propio Alberto Fernández como presidente del Partido Justicialista, que, a su vez, coincidió con la convocatoria que habían realizado Hebe de Bonafini y las Madres.

Esas dudas y dilaciones hicieron que el acto del domingo por el 17 de octubre fuera improvisado sobre la marcha y prácticamente sin aparato para movilizar. Miles de personas llegaron por sus propios medios desde los distintos barrios de CABA. A pesar de la poca organización, el acto tuvo una convocatoria masiva y desbordó la Plaza de Mayo, aunque no hubo oradores oficiales ni documento.

El acto de la CGT, el lunes, fue multitudinario, uno de los más importantes de los últimos años. En su discurso del sábado, Cristina Kirchner planteó la necesidad de una especie de pacto o acuerdo social entre los sectores del capital y el trabajo para afrontar la doble crisis que dejan el macrismo y la pandemia. En el documento que se difundió en el acto de la CGT se hizo referencia también a este punto. Y en el gobierno se viene trabajando en este sentido.

La coalición de gobierno es un frente de fuerzas distintas. Incluso el peronismo ha sido siempre así. Y en la CGT coexisten también posiciones diferentes, desde la Corriente Federal, hasta el moyanismo, los independientes y el barrionuevismo. Todas participaron en el acto de ayer. La proliferación de los actos, y la exposición de diferencias, incluso podría favorecer al gobierno porque está mostrando que desde distintos caminos se puede llegar a su respaldo. La unidad de los diferentes contiene más que la homogeneidad forzada.

Pero, más allá de esta posiciones de debates y acuerdos, para el peronismo fue importante haber recuperado su espacio más importante de expresión y comunicación que ha sido la movilización y la calle. Seguramente los cientos de miles que se movilizaron en los distintos actos forman parte del capital más importante del peronismo, que es su base militante. Durante más de un año y medio, la pandemia despojó al peronismo de sus principales herramientas de expresión y participación. Los actos del 17 significaron la recuperación de estas herramientas.

Pero, si bien sin la militancia no se puede, con la militancia no alcanza. Y para avanzar, la militancia tiene que llegar a una porción de la sociedad que se relaciona con la política con parámetros diferentes a los suyos.

Apenas saca una ventaja, aunque sea mínima, la derecha habla de la desaparición de sus adversarios. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich afirmó que la democracia solamente sería posible en Argentina con la desaparición del kirchnerismo o el peronismo. La masividad impresionante de los actos remarcó por enésima vez que el peronismo es un protagonista inexorable de esta realidad y que ninguna proyección seria hacia el futuro, aún desde la oposición, puede desconocer esa presencia decisiva.

Por Luis Bruschtein

Fuente: Página 12