Prioridad a la ciudad más rica

La Nación tomó U$S 400 millones para financiar parte de una autopista que pasa entre Puerto Madero y la Casa Rosada.

La Nación tomó U$S 400 millones para financiar parte de una autopista que pasa entre Puerto Madero y la Casa Rosada. Y el ministro de Transporte de la Nación presentó a inversores japoneses un proyecto ferroviario “metropolitano” con una estación subterránea bajo el obelisco.

El parte oficial de la Corporación Andina de Fomento dice que “el Banco de Desarrollo de América Latina otorgó un préstamo de U$S 400 millones a la República Argentina para financiar el proyecto Paseo del Bajo, que prevé construir un corredor vial de 7,0 km en la Ciudad de Buenos Aires”.

La necesidad de la obra está justificada para que los camiones no abarroten en el patio mismo de la Casa Rosada, la comunicación entre el acceso Norte y la autopista a La Plata. Pero no deja de ser un problema del centro porteño, en la tangente del barrio más rico de la Argentina.

La obra cuesta 650 millones de dólares. De esa cifra Mauricio Macri toma un crédito de U$S 400 millones que pagamos todos los argentinos. En sí misma la cuestión tiene su mérito, pero puesta en el escenario “federal” obliga a reflexionar.

La provincia de Buenos Aires, por ejemplo, accedió ayer a U$S 119 millones de dólares para construir una planta de potabilización que atenderá la demanda de agua potable y mejorará la eficiencia de los sistemas de provisión en los partidos de La Plata, Ensenada y Berisso. Es Eugenia Vidal la que se hace cargo del crédito, así como los santafesinos pagamos nuestro servicio de agua. Pero en términos nacionales es un contraste: el agua no tiene menos méritos “federales” que una autopista en Puerto Madero.

Al gobierno nacional -asediado por sus propios pasos en falso, como el de las tarifas- le asiste la premura de reactivar la obra pública. Pero no empieza, por ejemplo, con el puente Santa Fe-Santo Tomé que es una ruta nacional y tiene proyecto ejecutivo, o incluso con el puente Paraná-Santa Fe, que es un objetivo más caro para las prioridades “electorales” del PRO, Rogelio Frigerio y José Corral mediante.

El norte de Santa Fe está afuera del Plan Belgrano por el cual el gobierno de Macri busca encarar retrasos estructurales históricos a nivel federal. Eso podría significar que la provincia está afuera del “plan de inversiones más ambicioso de la historia, para terminar con la severa desinversión de los últimos 30 años y la consecuente pérdida de competitividad”.

Así lo señaló Andrés Gartner, asesor del equipo de trabajo que lidera el ministro Guillermo Dietrich. Lo hizo la pasada semana en el Palacio San Martín ante inversores japoneses, a los que presentó la concreción de la Red de Expresos Regionales (RER), un sistema para electrificar todos los ferrocarriles metropolitanos, añadirles mejoras en 200 estaciones y construir un nodo subterráneo debajo del obelisco.

Un día después -el pasado jueves- la canciller Susana Malcorra estuvo en Tokyo con directivos de Mitsubishi. Coincidencia o no, el presidente de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (Adifse), Guillermo Fiad, detalló que habrá U$S 2.600 millones para mejorar el servicio de ferrocarriles de carga. Una cifra menor al lado del proyecto “porteño”, y que no necesariamente alcanzará a Santa Fe.

El dato: Peperina

Inversores japoneses se llevaron el detalle de obras prometidas por Macri de U$S 30 mil millones en 4 años. Nada mal si van a invertir. La cifra incluye U$S 10 mil millones en rutas nacionales, pero no hay indicios de que mucho de eso llegue a Santa Fe. Y en todo caso, a ese mismo detalle, ¿lo conoce Lifschitz, o el entrerriano Gustavo Bordet o el cordobés Juan Schiaretti? Ayer se reunieron para revitalizar la Región Centro y aprovechar la Hidrovía, pero no hubo mucho más que intercambios de queso, mate y peperina.

Ayer Miguel Lifschitz fue “a regañadientes” al acto en el que Mauricio Macri anunció créditos y obras. Su reclamo de “federalismo” y el “reto” del presidente dejan entrever que los santafesinos estamos en riesgo -una vez más- de quedar cautivos de miserias partidarias que sepultan políticas de Estado y relegan el desarrollo estructural armónico de la región.

Condena ratificada

“Ramal que para, ramal que cierra”, fue la condena de los ‘90 al interior profundo. La “década ganada” consolidó el esquema radial de trenes; los nuevos convoyes chinos se concentraron en el área metropolitana a la que ahora se le promete “electrificación”. Las vías desde Rosario a Santa Fe se repusieron… hasta Coronda. Agustín Rossi prometió que se complementaría el trabajo durante su gestión en Defensa por medio del Ejército. No sucedió. José Corral le presentó (lo había hecho con Randazzo) el proyecto de la circunvalar ferrovial santafesina a Macri; el proyecto de las entidades empresarias para llegar con las vías al puerto y su nueva ubicación sigue en sala de espera.

Promesa incumplida

En agosto de 2007 -promocionando Cristina presidente- Néstor Kirchner prometió en Sauce Viejo “devolverle” a Santa Fe la inversión que la provincia -gestión Obeid mediante- hizo para la autovía hasta San Francisco. El proyecto está en la DNV; la obra nunca se licitó. ¿La postergará por razones partidarias Macri? Desde la orilla de enfrente, el interés del PRO por el también prometido puente a Paraná comparte intereses electorales. Las obras, sin embargo, ameritan priorizarse en el debate estratégico de desarrollo.

Fuente: El Litoral Santa Fe