Propiedad de la riqueza con desigualdad de género

De los 230 mil millones de pesos pagados o a pagar por el aporte de las grandes fortunas, 177 mil millones surgen de patrimonios cuyo titrular es un varón.

De los 230 mil millones de pesos pagados o a pagar por el aporte de las grandes fortunas, 177 mil millones surgen de patrimonios cuyo titrular es un varón.

De los 230.000 millones de pesos que recaudó el gobierno gracias al Aporte solidario y extraordinario a las grandes fortunas, el 76 por ciento (177.000 millones de pesos) fueron generados por varones. Los patrimonios encabezados por mujeres representaron alrededor de 53.000 millones de pesos, apenas un 24 por ciento de lo recaudado.

Entre los tantos fenómenos que expresó primero el debate previo y luego el pago o las absurdas judicializaciones en torno al Aporte extraordinario, la información que brindó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reconfirma una de las manifestaciones más arraigadas del patriarcado: la masculinización de la riqueza como contracara de la feminización de la pobreza.

La evidencia se confirma tanto en la distribución de los ingresos por género (los números mencionados al comienzo de la crónica) como en la cantidad absoluta de mujeres y/o hombres alcanzados por el aporte: de las 10.000 personas más ricas del país, 7.400 son hombres. «Que 3 de cada 4 pesos generados provengan de patrimonios encabezados por varones evidencia un elemento progresivo adicional del Aporte solidario y extraordinario», refuerzan desde la AFIP.

La contracara
Los datos que comparte la AFIP para Argentina se pueden observar cotidianamente en todo el mundo apenas notando la sobrerepresentación de hombres que conforman el ranking Forbes de las 100 personas más ricas del planeta; la histórica desigualdad a favor de los hombres en las brechas de ingresos (de acuerdo a las últimas estadísticas es 27 por ciento más alto que el de las mujeres); la desigualdad en la distribución de las tareas de cuidado y la dificultad de acceder a espacios de poder dentro de organizaciones, empresas, e incluso el ámbito político.

Estos datos encajan en dos conceptos claves de la economía con perspectiva de género que es la feminización de la pobreza con una contracara bastante menos abordada y visibilizada: la masculinización de la riqueza.

De acuerdo al último dato publicado por la Encuesta Permanente de Hogares del Indec el último trimestre del 2020, del 10 por ciento de personas con menores ingresos en Argentina, 7 (la mayoría) eran mujeres. La relación se invierte al analizar el 10 por ciento más rico de la población, la proporción de mujeres baja a 3,8. O, lo que es lo mismo, 6 de cada 10 personas del grupo poblacional con mayores ingresos  son hombres.

Dado que gran parte de esta desigualdad está explicada en la carga que tienen las mujeres en las tareas de cuidado, que implica dedicar menos tiempo al desarrollo profesional; la pandemia vino a profundizar esta problemática. Efectivamente, la “Encuesta sobre el impacto de la pandemia en los hogares: un enfoque desde los cuidados” del Observatorio de Género de CEPA explica que durante el ASPO, la cantidad de horas que dedicaron las mujeres a tareas de cuidado aumentó, en promedio, un 70,7 por ciento pasando de 6,9 a 11,8 horas diarias. Análogamente los hombres contestaron que dedicaron 7,9 horas promedio por día, representando así un incremento de 60,4 por ciento con respecto a las 5 horas que dedicaban anteriormente.

Como datos contundentes de la masculinización de la riqueza, el CEPA construyó una brecha patrimonial en torno a la información publicada por AFIP para el ejercicio fiscal 2018 del Impuesto a los Bienes Personales. «La cantidad de mujeres alcanzadas por el impuesto a los Bienes Personales en Argentina para el 2018 sumó 237 mil casos aproximadamente. Del 100 por ciento de las personas alcanzadas por el impuesto, el 34 por ciento corresponde a las mujeres y el 66 por ciento a los varones. Se evidencia una clara distribución asimétrica en la distribución de la titularidad de los patrimonios según género», concluye el informe.

Fuente: Página 12