Reporteros sin Fronteras lamentó la derogación de la Ley de Medios

A través de un DNU luego ratificado en la Cámara de Diputados, el gobierno logró frenar una ley antimonopolio que molestaba al Grupo Clarín. La pérdida del pluralismo en Argentina.

A través de un DNU luego ratificado en la Cámara de Diputados, el gobierno logró frenar una ley antimonopolio que molestaba al Grupo Clarín. La pérdida del pluralismo en Argentina.

La organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) lamentó la derogación de la Ley de Medios que ordenó el gobierno de Mauricio Macri y denunció que la nueva legislación que creó la Enacom «favorece» la concentración de medios en el país.

Al frente de la cartera de Comunicaciones se encuentra el ministro cordobés Oscar «El Milico» Aguad, un dirigente de pasado radical que también supo formar parte del directorio de LA VOZ DEL INTERIOR, actualmente uno de los diarios del monopolio Clarín.

En su informe anual sobre libertad de prensa, la Argentina mejoró tres posiciones en el ranking mundial al subir del puesto 57 al 54, pero alertó por las modificaciones de Cambiemos a la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual. «La Ley de Medios adoptada en 2009, que constituía un avance en el pluralismo y garantizaba una mejor distribución de las frecuencias entre los medios públicos, privados y comunitarios, fue modificada cuando el presidente Mauricio Macri llegó al poder, en 2015», señaló RSF en su reporte al que tuvo acceso ámbito.com.

Y advirtió: «La nueva legislación podría favorecer la concentración de medios y al gran grupo Clarín, que había debido ceder parte de sus licencias de difusión tras una larga batalla judicial en el segundo mandato de Cristina Kirchner».

Desde 2002, RSF publica la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa sobre de la situación del periodismo en 180 países. «Es una fotografía de la situación de la libertad de prensa, basada en una valoración de: el pluralismo, la independencia de los medios de comunicación, la calidad del marco legal y la seguridad de los periodistas en estos países», aclara.

Al realizar la Clasificación, la entidad elabora un índice mundial y otro por continentes. «Se trata de una referencia en términos absolutos, que se suma a la clasificación relativa. El índice mundial es el resultado del promedio de los índices regionales. Estos índices se obtienen haciendo el promedio de las puntuaciones de los países de la zona geográfica, ponderado con los datos de población del Banco Mundial», explicaron.

Para armar el índice se elabora un interrogatorio que es respondido por expertos y profesionales de la comunicación y otros ámbitos relacionados de casa país. «Los temas abordados en el cuestionario son: el pluralismo, la independencia de los medios de comunicación, el ambiente en el que los periodistas llevan a cabo su trabajo y la autocensura, el marco legal, la transparencia y la calidad de la infraestructura con que se cuenta para producir la información», revelan.

El ranking mundial 2016 lo encabeza Finlandia, con un índice de 8,59 puntos. Le siguen Países Bajos (8,76), Noruega (8,79), Dinamarca (8,89) y Nueva Zelanda (10,01). El americano mejor renqueado es Costa Rica, en la sexta posición. Jamaica alcanzó el 10, con 12,45 y Canadá el 18, con 15,26. Uruguay está 20, con 15,88. Chile ocupa el lugar 31 y Estados Unidos el 41.

La Argentina, en el 54, está peor que Surinam (22), Ghana (26), Samoa (29) y Burina Faso (42). Los últimos cinco son China (176), Siria (177), Turkmenistán (178), Corea del Norte (179) y Eritrea (180), una pequeña república al noreste de África, con 4,6 millones de habitantes.

Según el trabajo, la Argentina también ocupa ese escalafón porque «está marcada por un clima de «guerra mediática» y de polarización entre los medios de comunicación públicos y privados».

Sobre América en general, RSF denunció un «deterioro» de la libertad de prensa. Bajo el título «El periodismo en América, a punta de fusil y a golpes de porra», Reporteros aseguró que la situación de la prensa empeoró en la región por «las crecientes tensiones políticas en numerosos países, alimentadas por la recesión económica, la incertidumbre sobre el futuro y los repliegues comunitarios».

La organización identificó que «la violencia institucional, el crimen organizado, la impunidad, la corrupción, la concentración de los medios de comunicación y la vigilancia en Internet constituyen los principales obstáculos interpuestos a la libertad de prensa».

Asimismo, advirtió que el trabajo de investigación en México, Colombia y otras países centroamericanos «es peligroso en ocasiones, incluso imposible, frente a la determinación y el grado de violencia que se alcanza, que va hasta las decapitaciones», por el accionar de cárteles, grupos paramilitares y narcotraficantes.

«En América del Sur es frecuente que las autoridades ejerzan cierto control sobre los medios de comunicación», indicó el documento, donde también se avizora que en países como Panamá, la «cobertura de temas delicados, como la corrupción, da lugar a procesos legales por difamación» contra los profesionales de la comunicación.

Costa Rica es el mejor clasificado del continente por tener una «legislación muy favorable para la prensa y un verdadero reconocimiento de la profesión de periodista», además de no «padecer altos índices de corrupción y las consecuencias que estos engendran en el acceso a la información».

Fuente: La Mañana de Córdoba