Se dispara la fuga de cerebros en Argentina: docentes del Balseiro se van y no hay estudiantes inscriptos para doctorados

Si bien los salarios venían bajos, el último año se aceleró el proceso de destrucción y se empieza a ver la misma migración que en los noventas: en un año al menos 62 docentes renunciaron. La información se conoció esta semana

Si bien los salarios venían bajos, el último año se aceleró el proceso de destrucción y se empieza a ver la misma migración que en los noventas: en un año al menos 62 docentes renunciaron. La información se conoció esta semana

El intento de destrucción del sistema tecnológico y científico de Argentina tiene un nuevo capítulo: el director del Instituto Balseiro informó esta semana que se aceleró la cantidad de docentes que renuncian porque se van del país (mayormente) o al sector privado y que aún no tienen ni un solo inscripto para las carreras de doctorado.

Mariano Cantero es director de la institución desde 2019, es ingeniero nuclear egresado de dicha institución y doctor en Ingeniería Civil por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos. Entre el 2000 y 2010 vivió allí, volvió al país y desde 2010 es docente del Balseiro.

Hoy quien tiene un cargo simple de docente, es decir 10 horas semanales de dedicación, cobra un salario de 180 mil pesos. Se trata de algunos de los profesionales más capacitados del país, sin embargo con estos sueldos no llegan a cubrir sus necesidades básicas y, tal como ocurrió en otros momentos de la historia, buscan horizontes laborales fuera del país o desde el país pero trabajando para empresas extranjeras.

Según datos publicados por La Nación en abril de este año el Instituto Balseiro formó, desde su surgimiento, a 2944 profesionales que egresaron de sus 11 carreras, tiene “801 graduados de la licenciatura en Física, 434 de Ingeniería Nuclear, 142 de Ingeniería Mecánica y 50 de Ingeniería en Telecomunicaciones. Y a nivel de posgrado, el IB tiene 1517 egresados”.

Cantero explicó esta semana en dos notas a medios argentinos que entre el último semestre de 2023 y el primero de 2024 perdieron 55 docentes, entre los que hubo 10 jubilaciones y 45 renuncias. El segundo semestre de 2024 siguió la misma línea, hoy se cuentan 62 en total. “El patrón que se ve es que renuncian docentes de entre 40 y 45 años y estamos logrando incorporar docentes de 28 años recién doctorados. Ahí hay 15 años de pérdida de experiencia. Vamos a tardar 15 años en volver a tener esa experiencia”, relató.

Además es la primera vez que para esta fecha, mediados de octubre, no hay ningún estudiante inscripto para los doctorados. Habitualmente se incorporan entre 15 y 25 cada año. En esas entrevistas Cantero dijo sin rodeos: “Estoy desesperado”.

Historia
El Balseiro está por cumplir 70 años: fue creado el 22 de abril de 1955, durante la segunda gestión de Juan Domingo Perón que ya venía invirtiendo en la materia desde fines de la década del cuarenta. Unos meses después Perón sería derrocado y todo el aparato científico y tecnológico pasaría a recibir la embestida de los múltiples golpes militares (por ejemplo, La Noche de los Bastones Largos durante la dictadura de Juan Carlos Onganía). También, este instituto en particular, sufrió el golpe de la muerte prematura de su impulsor Carlos Balseiro en 1962. Sin embargo, siempre siguió funcionando. Los noventa y las políticas de desfinanciamiento al sector y la destrucción de la industria provocaron una de las peores “fugas de cerebro” que padeció Argentina.

El Balseiro es un enorme campus de 46 hectáreas ubicado a 9,5 kilómetros de la ciudad  de San Carlos de Bariloche sobre la ruta E. Bustillo que conecta a la ciudad con Llao Llao.

Tal como indica su sitio web dentro del campus se encuentran “laboratorios de investigación, laboratorios para prácticas, aulas, el reactor nuclear RA6, biblioteca, viviendas de los profesionales que allí residen y alojamientos de estudiantes, jardín maternal, comedor, cajero automático y banco, almacén y espacios para diversos deportes”.

Cómo funciona
El Instituto depende de la Universidad Nacional de Cuyo (Uncuyo) y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Quienes ingresan al instituto público reciben becas de la CNEA que les permiten dedicarse a la formación de manera exclusiva:

Además, es una unidad académica integrada al Centro Atómico Bariloche (CAB).

Las personas que ingresan a estudiar en el instituto reciben becas de la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio.

Se dictan carreras de grado en Física, Ingeniería Nuclear, Ingeniería Mecánica e Ingeniería en Telecomunicaciones. Es la única institución del país donde se dicta Ingeniería Nuclear en nivel de grado. También se brindan siete carreras de posgrado: la especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear (Ceaten), las maestrías en Física, Física Médica e Ingeniería y los doctorados en Física, Ingeniería Nuclear y Ciencias de la Ingeniería.

“Las instituciones son las personas y se nos están yendo”
Otra de las cuestiones en las que hizo foco Cantero es que la falta de actualización presupuestaria sumado al enorme costo de vida en general y en particular en una ciudad tan turística como Bariloche, empuja a muchos a buscar otros horizontes laborales, aun cuando desean desarrollarse en el país y en lo público.

Por eso, casi en un ruego Cantero señaló: “Las instituciones son las personas y se nos están yendo”.

Uno de los temas que más trabajó el actual director es el transporte de sedimentos en el océano. “Los sedimentos como la arena y el material orgánico se acumulan en el fondo del océano y, luego de millones de años, se transforman en rocas que contienen petróleo.

Para estudiar esos procesos, Cantero utiliza simulaciones. Su trabajo es teórico pero está en estrecha relación con las observaciones empíricas realizadas por los geólogos”, informan las redes oficiales del instituto.

Los países desarrollados comparten una mirada: la inversión en Ciencia y Tecnología es ineludible. En Argentina hubo políticas de Estado tendientes a esto y hasta se aplicó, hasta la gestión anterior, el programa Raíces que buscaba repatriar a científicos argentinos que estuvieran en el exterior. Hoy el Estado va en dirección contraria.

Fuente: El Ciudadano