Tarjeta Alimentar: una red de protección contra la indigencia

Un hogar beneficiario de estas transferencias tuvo casi un 20% menos de posibilidades de sufrir inseguridad alimentaria, según un estudio

Un hogar beneficiario de estas transferencias tuvo casi un 20% menos de posibilidades de sufrir inseguridad alimentaria, según un estudio

La Tarjeta Alimentar funcionó como una “red de protección” en el marco del “empeoramiento general de la situación socioalimentaria” que vivió la Argentina y el resto del mundo por efecto de la inédita situación desatada por la pandemia de Covid 19.
Concretamente, un hogar que tenía ese beneficio “tuvo un 19,4% menos de posibilidades de tener inseguridad alimentaria”, detalló un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que realizó una serie de ejercicios de evaluación del este programa, a un poco más de un año de su implementación.
De ese modo, esta política oficial que salió al auxilio de los sectores más vulnerados _como los hogares con niños hasta 6 años o con personas con discapacidad sin límite de edad que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y a las mujeres embarazadas a partir de tres meses que cobren la Asignación Universal por Embarazo (AUE)_ permitió reducir la “inseguridad alimentaria”,

El informe fue presentado por Ianina Tuñón y Santiago Poy investigadores del Observatorio; y Marcela Rebón, politóloga de la Universidad de Buenos Aires y miembro del equipo técnico del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

El análisis se basó en tres dimensiones: la situación socioalimentaria de los hogares y los niños (a partir de indicadores de la situación de seguridad e inseguridad alimentaria); los consumos alimentarios de los hogares y los niños y adolescentes en términos de su equilibro y adecuación por frecuencia de consumo; y los consumos no alimentarios de los hogares especialmente orientados a la limpieza del hogar y la higiene.

El Programa Alimentar forma parte de Plan Argentina contra el Hambre creado a fines de 2019 para atender las deficiencias en el acceso a la alimentación de los sectores sociales más vulnerables, que tiene distintos componentes, como la asistencia alimentaria en situaciones críticas, el apoyo a la producción y la comercialización de alimentos, el fortalecimiento de redes comunitarias, recomendaciones sobre alimentación saludable y equilibrada y el monitoreo y la evaluación.

Al momento de su implementación, la Tarjeta Alimentar otorgaba $ 4.000 a las familias destinatarias que tenían un solo hijo/a de hasta 6 años (o un solo hijo discapacitado, sin límite de edad) y $ 6.000 para familias que tenían más de un hijo en la franja etaria de 0 a 6 años (o más de un hijo discapacitado, sin límite de edad). En febrero de 2021, se incrementó un 50% para llegar , pasando a $ 6.000 y $ 9.000, respectivamente. Recientemente se amplió el monto para titulares con tres hijos o más, que previamente cobraban $ 9.000 y ahora accederán a $ 12.000 por mes.

De acuerdo con la información de Ansés, el beneficio cubría en agosto de 2020 a 1.530.149 titulares en todo el país y permite comprar alimentos y bebidas no alcohólicas sólo en lugares que operen con postnet y no sirve para retirar dinero en efectivo.

Reducir la brecha
El trabajo del Observatorio de la UCA logró estimar qué hubiese ocurrido en la situación socioeconómica de no existir el Programa Alimentar y comprobó que los hogares destinatarios hubieran tenido un incremento mayor de la inseguridad alimentaria. Concretamente, un hogar que tenía la tarjeta “tuvo un 19,4% menos de posibilidades de tener inseguridad alimentaria”, detalló.

Así, un destinatario de este beneficio tuvo una incidencia de la inseguridad alimentaria de 34,8%, mientras que el mismo grupo sin el beneficio, fue de 54,2%.

La diferencia fue mayor para la población infantil: hubo una incidencia de la inseguridad alimentaria de 41,7%, mientras que los que no tuvieron la tarjeta fue de 70,8%, es decir los niños y niñas que recibieron la tarjeta tuvieron 29% menos de posibilidades de sufrir inseguridad alimentaria.

De ese modo, el informe revela la eficacia que tuvo el Programa Alimentar a la hora de reducir la indigencia y la pobreza. Así, se ve que los hogares por debajo de la línea de indigencia en el país son 9,2%, mientras que si se quita el Programa Alimentar (Tarjeta Alimentar más AUH) esa cifra asciende a 27,5%. En el caso de niños, esos porcentajes son 10,6% y 33,3%, respectivamente.

En tanto, los hogares que están por debajo de la línea de la pobreza son 71,6%. Sin el beneficio de la tarjeta ese número llega a 82,2%. En el caso de los niños, esos porcentajes son 79,8% y 88,9%, respectivamente.

El impacto fue más contundente en los hogares con perfiles de mayor vulnerabilidad social (pobreza por ingresos, indigencia, residencia en espacios urbanos informales).

Cambios de consumo
Respecto de la incidencia en los consumos alimentarios, “no se apreciaron impactos estadísticamente significativos en la probabilidad de consumo de carne, de lácteos ni de frutas o verduras”, precisó el informe y apuntó que sólo se vieron impactos en el consumo de huevos y legumbres.

Tampoco se apreciaron efectos estadísticamente significativos en la mejora de la calidad de la dieta, excepto en el consumo de carne de niños y adolescentes. Explicaron que por un lado, esto podría ocurrir debido a que el monto de la transferencia no baste para producir un cambio observable en la dieta o porque el componente de educación nutricional del programa se encuentre insuficientemente desarrollado.

También desde la UCA apuntaron que debido a que el 94% de las titulares del Programa Alimentar son mujeres, el programa contribuye a “disminuir las desigualdades de género”.

En ese sentido Rebón indicó que se están interpelando sobre los alcances de la Tarjeta como medio de pago especialmente porque está concentrada en supermercados. “Buscamos ver cómo hacer para que las ferias locales y otros espacios de comercialización también cuenten con estos nuevos medios financieros, que además en la pandemia se han multiplicado como las aplicaciones, y los códigos QR”, dijo.

Fuente: La Capital