Una represión totalmente justificada
En una amable conferencia de prensa, el Presidente insistió en las supuestas bondades de la reforma, negó toda autocrítica por los cacerolazos –que se repitieron ayer– y acusó a la oposición de tratar de impedir que funcione el Congreso.
20/12/2017 El PaísEn una amable conferencia de prensa, el Presidente insistió en las supuestas bondades de la reforma, negó toda autocrítica por los cacerolazos –que se repitieron ayer– y acusó a la oposición de tratar de impedir que funcione el Congreso.
Quizás nunca se sabrá si Mauricio Macri en verdad apagó el televisor para no ver las imágenes de la represión. La metáfora de ese gesto, que desde el Gobierno dejaron trascender, no deja de ser poderosa. Ayer el Presidente dio una conferencia de prensa en la que no ofreció explicaciones por los hechos represivos de ayer (de hecho, felicitó a la policía) y consideró que la ley aprobada ayer, que ajusta a los jubilados, en verdad los beneficia. No hubo ninguna lectura autocrítica tras los cacerolazos de la madrugada, que se repitieron ayer por la tarde. El mandatario aseguró que hubo sectores que “intentaron impedir el funcionamiento del Congreso, pero a pesar de todo lo que hicieron, la democracia funciona”. Por la noche, el Gobierno difundió el decreto de Macri estableciendo el pago del bono de compensación a jubilados y beneficiarios de asignaciones afectados por el nuevo cálculo.
Tras la movilización masiva al Congreso, el paro general de la CGT y los cacerolazos, Macri encabezó una reunión de gabinete donde no hubo replanteos, sino felicitaciones con el resultado obtenido: una ley que le recorta cerca de cien mil millones a los jubilados. Aclaró que ayer mismo iba a sacar el bono compensador, que representaba un 5 por ciento del ajuste. En especial, el Presidente se mostró complacido con el rol de sus espadas parlamentarias. También se mostró contento con el operativo policial, al tiempo que deploró la violencia de los manifestantes, algo que después dejaría en claro en una conferencia de prensa con pocas preguntas incómodas.
Allí, el discurso de Macri fue el mismo que tuvo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el jueves pasado: culpar al kirchnerismo y a la izquierda por “la violencia política” e ignorar los casos de brutalidad policial que se vivieron. “Realmente los argentinos queremos vivir en paz”, aseguró el Presidente. “No hay ninguna razón para creer que un grupo a través de la violencia va a imponer sus ideas o que a partir de la violencia va a desestabilizar el funcionamiento democrático en nuestro país”, sostuvo el mandatario sobre uno de los fantasmas que agitó el oficialismo el lunes: la supuesta voluntad golpista de quienes se oponían a la ley. “La gobernabilidad ya no está más en discusión”, remarcó Macri.
Reiteró la idea de que se buscaba tomar el Congreso para impedir su funcionamiento. “Fue algo claramente premeditado, que buscó que no funcione el Congreso de la Nación”, sostuvo. “Toda esa violencia que vimos estuvo claramente orquestada. La vamos enfrentar junto a la Justicia, porque no fue nada espontáneo”, avisó. “Lo que vivimos ha generado mucha angustia a todos los argentinos”, consideró, nuevamente, obviando los hechos producidos por la Policía de la Ciudad y las fuerzas federales.
Pero no se quedó ahí: en una muestra de que avala todo lo actuado, el Presidente felicitó a la policía “por la labor que llevó a cabo ayer y el jueves defendiendo la institucionalidad del país y la democracia”. E incluso de quejó porque no hubo “por parte de líderes de la oposición, de dirigentes importantes, una mayor condena a que se agreda de semejante manera a nuestros policías”. También sostuvo que hubo “diputados de la Nación incitando a la violencia”, aunque no los identificó.
Para completar el gesto, el presidente Macri visitó por la tarde a algunos de los policías heridos en el Hospital Churruca junto con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Seguridad, Patricia Bullrich (ver página 10). Hasta ayer, no tuvo un gesto similar con los tres manifestantes que perdieron de un ojo por las balas policiales o el joven cartonero arrollado por una moto policial.
Renovando una tradición de atacar a juezas que había estrenado como jefe de Gobierno, Macri cuestionó a la magistrada porteña Patricia López Vergara, quien dispuso que la Policía de Seguridad no llevara armas de fuego y se mostraran con identificaciones y uniformes. “Deja muy mal a la Justicia argentina, invadiendo competencias que no le correspondían”, sostuvo el presidente, quien no parece haber tenido en cuenta que lo que ordenó la jueza figura en la ley orgánica de la Policía porteña. El macrismo ya se prepara para intentar destituir a la magistrada.
“A pesar de todo lo que hicieron se demostró que la democracia funciona”, se congratuló el Presidente. “Podemos opinar distinto, lo debatimos, lo discutimos, votamos en democracia y seguimos adelante”, aseguró. Macri se ocupó de elogiar a los gobernadores que prestaron un apoyo decisivo para apoyar la reforma: “Han apoyado con firmeza y con la convicción de que estamos sentando bases para el futuro de todos los argentinos”, idealizó el respaldo que le dieron los mandatarios provinciales, en diversos casos, para no dejar de recibir fondos federales.
El mandatario insistió en que el ajuste es beneficioso para los jubilados. Sostuvo que es una fórmula que “los defiende del peor mal que han sufrido, que es la inflación, contra la cual estamos luchando”. El cierre de la inflación de este año, no obstante, estará por encima de los 20 puntos y la del año pasado la duplicó. Poco antes de arrancar sus vacaciones, que comenzará el próximo lunes en el exclusivo Country Club Cumelén, en Villa La Angostura, les aseguró a los jubilados y a quienes cobran al AUH que “con esta reforma continua hemos estado siempre apuntando a lo mismo: reducir la pobreza”. A quienes salieron a los cacerolazos masivos en la ciudad de Buenos Aires, solamente les pidió que “no duden de sus intenciones” y “se den una oportunidad y no se cierren totalmente”.